El Unicaja inicia este lunes la pretemporada después de solo un mes y medio de vacaciones, algo inaudito en el baloncesto español, que suele alargar varias semanas más el descanso estival, pero que esta vez por culpa del coronavirus ha visto alterados sus "tiempos" y mermado considerablemente el descanso para los jugadores.

El pasado 25 de junio, mucho más tarde de lo habitual, el Unicaja echaba el cierre a la temporada 2019/2020, ganando al RetaBet Bilbao Basket, en la última jornada de la liguilla de grupos de la Fase Final de Valencia. La victoria de los de Luis Casimiro no valió para pasar a semifinales en un grupo en el que fueron Barça y Baskonia los dos equipos que pasaron de ronda -ambos se enfrentaron días después en la finalísima, con triunfo final para los vascos-.

Desde aquel día, la plantilla verde empezó sus vacaciones que este 10 de agosto tocan a su fin, 46 días después. Menos de 7 semanas para desconectar de una temporada pasada muy dura, marcada por la crisis del coronavirus, por la suspensión de la Eurocup y por el novedoso torneo que se organizó en Valencia para decidir el título de la ACB.

El baloncesto español (y el europeo) está acostumbrado cada verano a tener unas vacaciones por encima siempre de los dos meses. El motivo es la disputa de las competiciones internacionales de las selecciones nacionales siempre durante los meses estivales. Si no es por un Eurobásket, es por un Mundial y si no, por unos Juegos Olímpicos, pero el caso es que la Liga Endesa acaba habitualemnte los últimos días de mayo o los primeros de junio. Nunca, desde luego, tan tarde como esta pasada edición, en el que la finalísima se jugó el día 30, día límite en la que vencen los contratos de los jugadores con sus respectivos equipos.

Este verano estaba previsto que se disputaran los JJOO de Tokyo 2020 entre finales de julio y principios de agosto. La ACB programó un calendario 2019/2020 en el que todo estaba dispuesto para que el último partido de la final se jugará en la primera semana del mes de junio, como muy tarde. Sin embargo, la crisis sanitaria del coronavirus cambió todos los planes. Los Juegos se suspendieron, los torneos Preolímpicos previos también se quedaron en el limbo y la Liga Endesa decidió entonces disputar una Fase Final exprés en Valencia para decidir el título en la segunda quincena del mes de junio.

Las tres semanas de "más" en las que el Unicaja y el resto de los 11 equipos participantes cerraron la temporada con la disputa del torneo de Valencia, unido a una vuelta al trabajo también unos días antes de lo habitual cada pretemporada, este 10 de agosto, supone que los jugadores del Unicaja hayan vivido la época veraniega más corta que se recuerda.

Además de corto, también ha sido un verano muy atípico. Y es que casi todos los jugadores de la plantilla verde se han dejado ver por el pabellón de Los Guindos durante estas últimas siete semanas. El caso más llamativo ha sido el del norteamericano Deon Thompson, que ni siquiera ha viajado a su país por la pandemia y se ha dedicado a hacer turismo y entrenar en Málaga y alrededores todo este tiempo. No se recuerda en Málaga a ningún jugador estadounidense que no haya regresado a su país durante todo el verano. Las circunstancias sanitarias, en este caso, han provocado esta decisión del pívot cajista.

Hasta tres meses seguidos ha llegado el Unicaja a tener de vacaciones estivales en el pasado reciente. Desde mitad de mayo hasta mitad de agosto. El doble que este verano de 2020. Este lunes se acaba el relax. Los de Luis Casimiro están citados para someterse a los reconocimientos pertinentes típicos de cada comienzo de pretemporada en el Hospital Quirónsalud Málaga y además someterse a las pruebas de la COVID-19 en las clínicas El Pilar y Santa Elena. La plantilla verde 20/21 arranca la pretemporada con tres objetivos deportivos (Liga, Copa del Rey y Eurocup) y uno muy importante extradeportivo: que el coronavirus no vuelva a marcar los tiempos en el baloncesto nacional e internacional.