Miles de personas en la calle Trinidad. El Señor de Málaga en su trono procesional, sobre un suelo de claveles rojos, con su túnica blanca moviéndose al son del viento. La Banda Sinfónica Virgen de la Trinidad interpreta ´Jesús Cautivo´, compuesta por Miguel Pérez. Las manos aparecen atadas con el cíngulo dorado y los gritos de emoción salen de las gargantas de muchos malagueños venidos de todos los barrios. Podría ser la imagen de cualquier Lunes Santo, pero ocurrió ayer tarde, cuando el trono del Cautivo salió desde el interior de la casa hermandad para realizar una multitudinaria (aunque en este caso no es una exageración ni un tópico) salida procesional por el Centro, que se inició a las cinco de la tarde. El motivo de la salida no era baladí: el 75 aniversario de la fundación de la cofradía.

Desde una hora y media antes de la salida, cientos de personas habían cogido sitio en el puente de la Aurora para divisar desde allí la impagable estampa del Cautivo recortándose en la mortecina luz del atardecer. Tal era el gentío, que a las seis la cruz guía no había abandonado la calle Trinidad. Cuando pasó el trono, bulleron desde numerosas gargantas los tradicionales piropos y cayeron alrededor de Jesús cientos de claveles.

Tres horas de complicado trayecto fueron necesarias para llegar a la plaza del Obispo, donde le esperaba el prelado de la ciudad, Jesús Catalá, que en menos de un año al frente de la diócesis ha vivido dos intensas experiencias que le han dado la medida de la ingente devoción que arrastra el Señor de Málaga: la pasada Misa del Alba y el acto litúrgico celebrado ayer en la escalinata de la Catedral.

Pero llegar allí no fue fácil. La hermandad tuvo que cambiar el recorrido a última hora. Entró por la calle Cisneros, no por Puerta Nueva como tenía previsto. Lo hizo para ahorrarse una complicadísima curva de 180 grados con la calle Fajardo, que realizó en la vuelta, ya sin la presión de cumplir con un horario de llegada a la plaza del Obispo.

El amplio cortejo de hermanos con vela iba arropado por una gran cantidad de personas que esperaban para ver la imagen del Cautivo, en un regalo casi inesperado. Es la segunda vez que salía fuera de un Lunes Santo y para muchos significa un privilegio verlo dos veces en la calle en un año.

Otro de los alicientes de la procesión fue la parte musical. La Banda Sinfónica, solvente y delicada, interpretaba un repertorio de marchas clásicas y elegantes detrás del trono. ´Cristo en la Alcazaba´, ´Soledad de San Pablo´, ´Alma de la Trinidad´ (al llegar a San Pablo, donde está la Virgen), ´La Madrugá´, ´Jesús de las Penas´ o ´Getsemaní´ fueron algunas de las piezas bien elegidas para la procesión de ida.

A la vuelta le tocó el turno a la nueva Banda de Cornetas y Tambores Jesús Cautivo, que en el recorrido de ida abrió el cortejo. En su regreso a la Trinidad, el trono lo hizo al ritmo de la música de la nueva formación, cuya primera marcha interpretada a la imagen entronizada, justo a la salida de la plaza del Obispo, fue ´Bendición´. A ésta le siguieron ´Jesús Cautivo´ de Escámez y ´Amor de Madre´, entre otras. Mientras, la madre y maestra de las bandas de cornetas y tambores, los Bomberos, abrían el cortejo.

A la ida, el trono fue portado por los hombres que cada Lunes Santo hacen lo propio con la Virgen de la Trinidad. A la vuelta, les tocó le turno a quienes habitualmente llevan sobre sus hombros al Señor de Málaga. Cuando el Cautivo pasaba junto a la Iglesia de San Pablo, las campanas empezaron a repicar, mientras detrás del trono se iba formando una nutrida aglomeración de penitentes.

Algunos balcones en la Trinidad, las casas hermandad de la Salud, Soledad de San Pablo, Rocío, la Cena y el Cautivo adornaron sus fachadas para tal ocasión festiva. Incluso, la empresa EGM colocó tres grandes lonas con imágenes del Cautivo y de la Virgen de la Trinidad en puntos del recorrido que realzaron la procesión.

La entrada a calle Larios también fue un momento especial. El trono describió una suave curva desde la plaza de la Constitución, mientras caían claveles blancos desde algunas ventanas.

Un punto álgido de la salida procesional fue la llegada, ya de recogida, a la casa hermandad de la Cena. Jesús Cautivo recibió la medalla de oro de la hermandad del Jueves Santo en un sencillo y emotivo acto, que fue precedido por la pieza ´Refúgiame´.

El acto litúrgico. La hermandad entregó la medalla de plata del aniversario a Jesús Catalá, quien presidió ayer una multitudinaria misa. En su homilía, el prelado afirmó que "traer al Cautivo a la plaza del Obispo es un acto de fe, sobre todo en estos tiempos en los que hay sectores que quieren que la cruz desaparezca, cuando es un símbolo de paz y amor para todo el mundo, creyentes, no creyentes y ateos". Catalá felicitó a la cofradía por su 75 aniversario.