Los agricultores de Ronda denunciaron ayer un rebrote de los robos nocturnos en las fincas de la zona, con una docena de asaltos en las últimas dos semanas en los que los ladrones han sustraído herramientas, pequeños aperos de labranza o utensilios antiguos para su venta en mercadillos como objetos decorativos. El importe medio del material robado en cada hurto oscila entre los 1.000 y los 2.000 euros, según explicó el responsable de Asaja en Ronda, Rafael Cordero.

Vallas «rajadas»

«Hemos notado este nuevo repunte de los robos con la llegada del verano, después de unos meses donde la presencia de la Guardia Civil ha sido constante y había conseguido reducir al mínimo las incidencias. Quizá ha sido el desplazamiento de agentes a tareas de tráfico con motivo de los desplazamientos de vacaciones lo que ha relajado esta presencia, y eso los cacos lo están aprovechando», apuntó Cordero. El modus operandi de los ladrones ha cambiado un poco debido a las mayores precauciones que toman los agricultores en el cierre de puertas y cancelas. Lo que hacen ahora los delincuentes es «rajar» las vallas con herramientas para acceder a las fincas, siempre con el vehículo cerca para huir rápidamente con la sustraído.

No sorprende que se haya puesto «de moda» robar utensilios de labranza antiguos, dado que son muy apreciados como objetos decorativos tanto por propietarios de negocios como por particulares. Los objetos robados suelen acabar en los mercadillos ambulantes de toda la provincia.

Como siempre, el consejo de Asaja a todos los que sufran este tipo de robos es que lo denuncien, por mínima que sea la pérdida, «ya que es más fácil llamar la atención sobre el problema cuando hay un número de casos importante».

«Que estén atentos a todo y que tomen las matrículas de cualquier vehículo sospechoso que vean merodeando por las fincas», apuntó Cordero.

Curiosamente, los ladrones no están centrados ahora mismo en el robo de producción, debido a que en Ronda la actual cosecha es la de cereales como la cebada, la avena, el trigo o legumbres como el garbanzo. «No son tan fáciles de robar como los aguacates o el mango. Haría falta una máquina cosechadora y eso no les merece la pena», comentó.