El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre ha explicado esta mañana en un acto cultural en la casa natal de Picasso, que el Ayuntamiento no intercederá en agilizar los trámites en la negociación de Costas con las empresas privadas que gestionan los Baños del Carmen, un día después de que la Audiencia Nacional ordenara a la Demarcación de Costa el rescate de dichas concesiones, aunque De la Torre ha tendido la mano al organismo para la regeneración del enclave marítimo.

De la Torre prevé que, una vez que se recupere la gestión pública de los Baños del Carmen por parte de la Demarcación de Costas, el Ayuntamiento se ofrecería a recibir la concesión para desbloquear el proyecto e incluso estaría dispuesto a sufragar la rehabilitación de la parte terrestre, buscando una solución "low cost", que según el alcalde estaría por encima de los dos millones de euros, mientras que el Estado costearía la parte marina.

Otros asuntos. Respecto a la crisis de Gobierno de la Junta en la coalición entre PSOE e IU por la adjudicación de viviendas públicas, De la Torre urgió a las fuerzas políticas a solucionar sus diferencias y a mantener la estabilidad política. "Son cuestiones que deben resolverse cuando pactan el compromiso de estar juntos. No se puede improvisar. Son escenarios que hay que prever", declaró el alcalde, que calificó estas discordancias como "irresponsables y una situación de inmadurez". De la Torre ha instado a la Junta a volcarse en potenciar el tejido empresarial andaluz dentro de la Unión Europea.

Además, De la Torre criticó la gestión de la Junta en el proyecto del tramo del AVE entre Sevilla y Málaga. "Ha sido una serie de desaciertos lamentable. Un ejemplo de mala organización y mala previsión", expresó, tras anunciarse que los fondos europeos que iban destinados a la construcción de la línea se devolverán sin haber invertido ese dinero. De la Torre lo entiende como un error por "comprometer más de 1.000 millones de euros en esa obra". El alcalde también cuestionó la falta de transparencia de esos fondos europeos, ya que "no hay forma de saber en qué se gasta y qué se hace".