Miguel Montes Neiro, el preso más antiguo de España, se jugaba mucho ayer, en el juicio por el atraco a El Corte Inglés de Puerto Banús, el gran robo del siglo XXI en la provincia. La Fiscalía había retirado los cargos, pero las acusaciones particulares lo mantenían, aunque tras el acuerdo entre el ministerio público y las partes las penas se redujeron considerablemente.

La expectación mediática ayer en la Ciudad de la Justicia volvió a ser la de las grandes ocasiones, aunque esta vez no era la corrupción la que centraba la agenda de los magistrados de la Sección Tercera de la Audiencia, quienes, no obstante, en breve enjuiciarán los casos El Pinillo (otra vez Juan Antonio Roca y Julián Muñoz) y Arcos (corrupción en Alcaucín). Ayer, se vivieron escenas de película: dos de los presuntos participantes en el atraco venían directamente desde prisión y, por tanto, se sentaron en el banquillo esposados, y Montes Neiro, tras confirmarse su absolución, dijo en voz baja pero en un tono audible: «Ya está bien de estar aquí yo ya». Antes, en el pasillo, y frente a otros abogados, y tras conocer el acuerdo, les espetó: «Los que me querían ver llorando».

Su letrado, Martín Eliseo Rodríguez Bernal, se quedó a gusto a las puertas de la Ciudad de la Justicia y aseguró que la hija de Montes Neiro debió dejar el colegio donde estudiaba porque le decían que su padre era un delincuente. «Este proceso se le convertía en cadena perpetua. Se le ha hecho mucho daño a la familia. Se le pedían 4,7 millones de euros pero él es un tieso», precisó. El letrado pedirá daños y perjuicios por el proceso. Como dijo el propio protagonista de esta historia, ya absuelto, «sólo quiero estar tranquilo».