El Ayuntamiento tramita en estos momentos las autorizaciones para la ocupación de mesas en la plaza de los Naranjos, las cuales se concederán a finales de marzo de cara al inicio de la temporada alta, con el fin de que los negocios de hostelería del entorno puedan estar a pleno rendimiento para la Semana Santa, según aseguró ayer el concejal de Comercio, Manuel Morales.

El edil destacó que las nuevas autorizaciones se repartirán una vez que se revoquen las vigentes, un acto que se llevará a Junta de Gobierno y se producirá de manera simultánea para no paralizar la actividad hostelera, para lo que aseguró que la delegación de Vía Pública trabaja en la elaboración de los decretos de las nuevas ocupaciones, que se harán por metros, así como en los planos para su distribución.

Morales valoró que la solución adoptada por el equipo de gobierno, dada a conocer el pasado martes, es la mejor para solucionar el uso de la céntrica plaza, donde se ha decidido dejar libre la parte central y se permitirá la ocupación por parte de los negocios de restauración de las zonas este y oeste, atendiendo a las peticiones de vecinos, comerciantes y hosteleros.

El concejal valoró las reacciones suscitadas por ambas partes, ya que los empresarios «pierden mesas, pero entienden la excesiva ocupación que ha habido anteriormente», por lo que la solución ha sido intermedia entre las dos propuestas presentadas, donde la plataforma La plaza es nuestra- Marbella solicitaba dejar el enchinado libre, mientras que los hosteleros propusieron disponer dos líneas de mesas en los arriates norte y sur.

Con la disposición de la plaza en cuatro partes, el Ayuntamiento ha distribuido a favor de ambas posturas y brinda «la posibilidad de que los ciudadanos puedan disfrutar del centro de la plaza de los Naranjos», al tiempo que los negocios de hostelería podrán seguir desarrollando su actividad, donde se va a instalar mobiliario urbano que delimitará las zonas destinadas a la restauración y al esparcimiento.

Por otra parte, el concejal señaló que con esta solución «se evita la destrucción de puestos de trabajo», ya que «la repercusión va a ser mínima», con lo que se consiguen los objetivos del Ejecutivo local de mantener los empleos y que el pueblo disfrute de la plaza.