Tenía que ser un viaje de placer al más puro estilo de la mítica serie Vacaciones en el Mar, pero acabó en el crucero del horror, sin que ninguno de los más de 1.500 alumnos y profesores inmersos en esta travesía pudiera siquiera imaginar tan terrible pesadilla.

Alrededor de 200 jóvenes que participaron en este viaje de estudios procedían de la provincia de Málaga y en su mayoría, casi un centenar, tomaban parte desde el instituto Victoria Kent de Marbella. Así lo han dado a conocer los asesores jurídicos que han preparado una demanda contra la naviera encargada de fletar este «barco del horror».

«La mayoría de los integrantes de la expedición procedentes de Málaga eran de Marbella, pero se encuentran afectados otros que se embarcaron después de viajar desde Antequera, Cortes de la Frontera y Torrox», señalan las mismas fuentes.

El crucero Rhapsody había sido ya noticia, por el conflicto vivido en Cataluña y por haber alojado en sus camarotes a agentes de la Policía Nacional, que se habían quejado de «la mala calidad de la comida». Pero nadie iba a imaginar que en las mismas instalaciones se iba a reproducir «el mismo escenario tan dantesco, con basura por todas partes, incluidos los pasillos.

Con la cubierta sucia y sin estar a disposición de los participantes en el crucero. Y hasta estaba cerrada la piscina o el casino», relatan los abogados del bufete sevillano que encabeza el letrado Fernando Osuna.

El coste de cada pasaje se elevaba a más de 700 euros y el esfuerzo de las familias para financiarlo incluyó hasta sorteros o venta de productos navideños, tal como relatan las mismas fuentes. «Ha sido una verdadera estafa», indicó nada más bajarse del barco uno de los alumnos de Marbella. En el caso de algunos integrantes de la expedición, dentro del cupo de docentes, la experiencia con anteriores agencias de viaje y anteriores navieras había sido radicalmente opuesta. «No imaginábamos que la naviera GNV, con base en Italia, nos hiciera pasar por algo así», expresaban a los encargados de preparar la demanda colectiva.

El viaje se desarrolló durante la primera semana de abril, ya pasada la Semana Santa. Y la base para la travesía era Málaga, de hecho los participantes salieron y llegaron desde las instalaciones portuarias de la capital costasoleña. «Recorrieron ciudades como Nápoles, Florencia o Roma, en tierras italianas, pero también hicieron escala en Mallorca. Había alumnos de cerca de medio millar de centros, pero la experiencia es para todos la misma, una pesadilla», indicaron los propios testigos días más tarde y según consta de manera oficial en los escritos aportados para exigir indemnizaciones a la compañía marítima.

Los participantes han recurrido a los ayuntamientos, a asociaciones de consumidores e incluso a la Junta de Andalucía, al objeto de recibir la mayor información posible en materia de reclamaciones. Recuerdan que las agencias de viaje «echan balones fuera», porque se escudan en que trabajan con una agrupación mayorista de cruceros, de manera que recibieron la embarcación tramitada por el mayorista, sin conocer de primera mano las características del crucero. Asimismo desconocen por qué se cambiaron menús y las cantidades mínimas de ración por comensal.

Otro de los aspectos que se denuncian es la falta de seguridad en materia de higiene, como consecuencia de la no regularidad en la limpieza, según concluyen.