­Lo único predecible de la Copa del Rey es que es impredecible. Ésa es la única y más absoluta realidad de la competición más hermosa y, al mismo tiempo, más traicionera del deporte español. El triunfo absoluto es para un solo equipo. Aunque también existen medias victorias. ¿En qué se traduciría ese medio triunfo para el Unicaja? Pues haber ganado al CAI y luego haberlo dado todo ante el Real Madrid en unas hipotéticas semifinales. Pero, por diversos factores, el Unicaja no dio la talla, no jugó un buen baloncesto, fue superado por el CAI y ahora debe purgar sus heridas.

1. Peor gestión de los momentos

En un partido equilibrado, con subidas y bajadas, con dientes de sierra, el CAI supo gestionar mejor sus malos momentos, aguantando los arreones malagueños, con fe en su juego, esperando su oportunidad sin salirse del partido. El Unicaja, cuando vinieron mal dadas, bajó los brazos, no supo qué hacer -más allá de una zona que permitió dos triples cómodos al CAI que se salieron- y se perdió sin sistemas de seguridad y en otro mal día de sus tiradores. Tras el partido, Plaza prefirió hablar del pasado y de los objetivos mínimos, algo que ni pegaba ni tenía sentido en un momento tan doloroso para la afición verde. Sus manifestaciones no han encontrado respaldo en el seno de la entidad y han sorprendido a buena parte de la afición.

2. Ataque de entrenador

Mindaugas Kuzmiskas ha establecido un nuevo récord en la historia de la Copa. Ha sido el único jugador que, anotando 18 puntos, no ha cometido ni un solo fallo en el tiro. Sus estadísticas fueron inmaculadas ante el CAI. Todo lo que salió de sus manos entró en el aro de los maños. Algo que jamás había pasado en las más de 30 ediciones coperas. Sin embargo, eso no fue suficiente para Plaza. El entrenador expuso ante los medios que en defensa no había estado a la altura. Viendo con lupa el partido y el rol de Rudez y Sanikidze, los jugadores con los que se emparejó el lituano y que después tuvieron que tratar de frenar -sin ningún éxito- algún compañero, la explicación suena a mala excusa.

Que Kuzminskas no tuviera ninguna oportunidad en los 15 últimos minutos de partido, con la cantidad de problema ofensivos que sufrió el Unicaja, careció de lógica. Y cualquier debate sobre su temporada, su inexperiencia, sus problemas de adaptación... están de sobra. Era un partido, sólo uno, y el alero estaba «on fire». Plaza no supo sacar ventajas de esa opción que le dio su plantilla. Y el Unicaja lo sufrió en primera persona. También se echó de menos en el tramo final a un hombre con la tremenda experiencia y versatilidad de Fran Vázquez, al que Plaza tanto ha defendido desde que se hizo cargo del banquillo malagueño.

3. Problemas en la dirección

El cinco inicial del Unicaja ya indicó que había algo raro en este cruce de cuartos. Plaza apostó por Vidal en el cinco titular y como base del equipo. El partido no arrancó bien y la salida de Granger permitió que el Unicaja fuese mucho más estable. Pero en el tercer cuarto, el base uruguayo perdió parte de su frescura y de sus ideas, y no supo salir de las trampas que le puso el CAI. Ahí se echó mucho de menos la «otra marcha» que le impregna Calloway al equipo. Un base más puro, más director y también buen lanzador de tres puntos. Su baja fue un problema muy grave a la que no se encontró solución.

Vidal lo intentó, pero no se le puede pedir mucho más. Tampoco quiso tirar de dos bases como Alberto Díaz o Pepe Pozas, dos hombres de ese puesto tan específico y tan especial. Incluso cuando el club le ofreció la opción de fichar un base «temporero» al menos para cubrir la ausencia de Calloway en la Copa, Plaza la rechazó.

4. El rival también juega

José Luis Abós y su CAI Zaragoza volvieron a estar muy por encima ayer del Unicaja. Son ya cinco derrotas consecutivas frente a los aragoneses. Cinco. Cuatro en Liga y la del jueves de Copa. El propio Plaza ya perdió ante los maños hace poco más de un mes. Y se repitió, además con acciones realmente similares a la de aquella ocasión. Los pick and roll en lo alto de la botella, las interminables ayudas de los hombres altos que liberaron luego a tiradores maños en las esquinas...

5. La presión del favorito

Jugar en casa y como cabeza de serie te obliga prácticamente a saldar con victoria el cruce de cuartos de final ante un rival que sabe jugar bien al baloncesto pero que tiene menos plantilla, menos presupuesto, menos historia reciente... Esa exigencia se transformó en presión para el Unicaja en la recta final del choque. Mientras a los jugadores del CAI se les veía totalmente liberados y jugando muy cómodos, los del Unicaja parecían encorsetados, cargados con pesadas mochilas invisible de responsabilidad.