La estadounidense Meghan Markle escogió a la diseñadora británica Clare Waight Keller para su vestido de novia en la boda celebrada este sábado en el castillo de Windsor con el príncipe Harry.

Markle lució un diseño muy sencillo, blanco inmaculado con escote de cuello de barco y cubrió su rostro con un velo transparente, adornado con bordados en los bordes hechos de organza y con una cola de cinco metros de longitud.

La exactriz adornó su cabeza con una tiara de diamantes, prestada por la abuela del príncipe Harry, la reina Isabel II.

Waight Keller es desde marzo del pasado año la directora de la marca de moda francesa Givenchy, en sustitución de Riccardo Tisci. La diseñadora, de 47 años, ejerció como directora artística de la casa francesa Chloé durante seis años, antes de sumarse al proyecto de Givenchy, firma que aseguró cuando la contrató que tendría "todas las responsabilidades creativas de la casa".

"Incluidas -prosiguió- las de las colecciones de pret-a-porter y accesorios de mujer y hombre, además de la alta costura".

Markle entró a la capilla de San Jorge acompañada por los diez niños que ejercían de pajes y damas de honor, entre ellos el príncipe Jorge, de 4 años, y la princesa Carlota, de 3.

La novia sujetaba un sencillo ramo de flores, y, a mitad del recorrido, el heredero al trono británico, el príncipe Carlos, la cogió del brazo para acercarla hasta su hijo y futuro esposo, el príncipe Harry.

A su llegada al altar, el nieto de la reina Isabel II le dijo a su novia que se veía "espectacular", a lo que ella contestó con una amplia sonrisa.

Se trata de la segunda boda para la exactriz estadounidense, quien estuvo casada de 2011 a 2013 con el productor Trevor Engelson.