­Con las elecciones de mañana no finaliza la carrera electoral porque los últimos años han demostrado de sobra que estas cosas no acaban nunca. Pero a última hora de la tarde, cuando cierren las urnas, se abrirá un nuevo periodo en Andalucía que marcará el futuro político del país. Banco de pruebas, laboratorio, experimento... Los sustantivos se han ido agotando pero, aunque manidos, tienen su justificación porque hacen referencia a lo que va a ser la antesala de un año electoral en el que los ciudadanos están llamados a votar como mínimo dos veces más. En las municipales y en las europeas. No son pocos los tribunos que vaticinan también unas elecciones generales. Centrando la atención exclusivamente en Andalucía, lo único meridiano para mañana es que habrá que sacar la calculadora. A la línea de salida se llega a priori con sólo dos escenarios posibles que puedan permitir la gobernabilidad de Andalucía. Un Gobierno en solitario del PSOE, con Susana Díaz al frente, o una coalición, la del PP y Ciudadanos, a la que se podrían sumar los escaños de Vox. Aunque con matices. Si bien es cierto que el líder del PP, Pablo Casado, ha dejado claro que no tendría ningún problema en sumar, la fuerza de extrema derecha pone en aprietos a Ciudadanos. Ni Juan Marín ni a Albert Rivera están cómodos con la fuerza ultra. El halo de liberalismo y la apelación constante a figuras internacionales como Emmanuel Macron quedaría desmontado de un golpe. Nadie se imagina a Macron con el Frente Nacional de Le Pen.Al igual que ya pasó en 2015, cuando Podemos y Ciudadanos entraron por primera vez en un Parlamento, Andalucía también pondrá a prueba la capacidad de la fuerza ultra para traducir la movilización en votos. No por conocida, resulta menos preocupante su posible entrada en el tablero político. En su acto en Málaga, Vox hizo gala de un programa muy enflaquecido, por no decir inexistente, que se reduce a azuzar con el peligroso juego de las banderas.

La pugna andaluza también ha trascendido a la batalla regional, dando cancha a la convulsa política nacional. Pablo Casado y Albert Rivera han convertido a la región en el preludio de unas posibles generales que ambos demandan con fuerza. Han arropado a sus candidatos, hasta tal punto de que a veces no quedaba muy claro quién era el candidato a la presidencia de la Junta y quién no. Casado, incluso, moviéndose por la geografía con una caravana propia. Algo insólito. El resultado de las elecciones seguirá coleando con fuerza para Casado y Rivera. Algo menos para Pedro Sánchez, el líder nacional menos implicado. Un buen resultado en Andalucía le dará algo de oxígeno en un momento en el que se le agolpan varias urgencias en La Moncloa.

PSOE: Lo más difícil vendrá el 3 de diciembre

La campaña de Susana Díaz ha constado de dos bloques claramente diferenciados. La primera semana, la líder socialista ha centrado sus mensajes netamente en asuntos que competen a Andalucía. Repitió una y otra vez que lo suyo era una campaña de las alegrías y sonrisas. Nada de mensajes negativos. Y una segunda parte, en la que dedicó mucho tiempo a advertir de la extrema derecha personificada en Vox, y de la tibieza con la que enfrenta el PP y Ciudadanos la amenaza que suponen para el debate público. Hasta el punto de no dudar en pactar con Vox, con tal de desalojar al PSOE. A pesar de todo, Díaz se ve como clara ganadora. No hay ninguna encuesta que diga lo contrario. Pero lo difícil vendrá el 3 de diciembre. Ella ofrecerá diálogo a todas las fuerzas, aunque ha dejado claro que quiere gobernar en solitario. Pase lo que pase, no será una legislatura fácil para Díaz. Con Juan Marín el entendimiento pasó por etapas de auténtico idilio. La campaña, eso sí, ha servido para dejar sellada la paz entre Díaz y Pedro Sánchez. Al menos de puertas para fuera. No entendería, así lo ha reiterado una y otra vez, que se pueda bloquear su investidura por un posible adelante electoral en las generales.

Partido Popular: El milagro de llegar a los mágicos 55

La cifra 55 lo significará mañana todo para Juanma Moreno. Es el número de escaños que tienen que sumar el PP y Ciudadanos, con Vox si hace falta, para que sea posible un cambio en Andalucía, y que sea él quien lidere un gobierno de coalición que saque a Díaz de San Telmo. También es un clavo ardiendo al que agarrarse para su propio futuro político. En Málaga ya hay algunos que están afilando cuchillos por si hay debacle. Él insiste en que sus encuestas le colocan a uno o dos escaños del cambio. Nunca, eso sí, por debajo de Ciudadanos.

Ciudadanos: Preso del pasado, con buenas encuestas

La campaña de Ciudadanos ha estado marcada por la presencia de sus líderes nacionales. Además de Rivera, el partido ha explotado la faceta andaluza de Inés Arrimadas. Juan Marín tiene las encuestas a su favor, a pesar del acto de contrición con el PSOE.

Adelante Andalucía: Teresa Rodríguez quiere convertirse en determinante

Ni coalición con el PSOE ni papel secundario en la oposición. Es lo que ha marcado Teresa Rodríguez. La coalición parece haber cogido fuerza durante la campaña. Ahora toca ratificarse en las urnas.