Especial 28-F

Andalucía, el camino de la autonomía

El Pacto de Antequera refrendó el 4 de diciembre de 1978 el consenso de 11 partidos políticos - Los 45 años transcurridos no han borrado la emoción de la memoria de quienes lo vivieron

Acto del 30 aniversario del pacto en Antequera, en 2008.

Acto del 30 aniversario del pacto en Antequera, en 2008. / Arciniega

Cristóbal G. Montilla

Cristóbal G. Montilla

La autonomía de Andalucía no hubiese sido posible sin el cruce de caminos que puso en su camino -valga la redundancia- el Pacto de Antequera. En la memoria de quienes lo vivieron aún permanece intacta -casi nueve lustros después- la emoción que se respiraba durante la firma por parte de once partidos del acuerdo en el Salón de Plenos del Ayuntamiento antequerano, que estaba repleto de personas. Aquella rúbrica colectiva se produjo justo un año después de que, en diciembre de 1977, dos millones de andaluces se manifestaran por la autonomía en las principales ciudades andaluzas. Aquel día fue asesinado el malagueño Manuel José García Caparrós.

Posteriormente, y tras varios meses de negociaciones, el Pacto de Antequera fue firmado el 4 de diciembre de 1978 por las once fuerzas políticas implantadas por aquel entonces en Andalucía: FSA-PSOE, UCD, PCE, AP, PSA, PTA, DCA, ID, RSE, ORT y ACL.

El primer artículo de este icónico documento recogía una declaración de intenciones expresada en los siguientes términos: «Los partidos políticos abajo firmantes se comprometen a impulsar y desarrollar los esfuerzos unitarios encaminados a conseguir para Andalucía, dentro del plazo más breve posible, la autonomía más eficaz en el marco de la Constitución».

El presidente andaluz en aquellos tiempos de la Transición era el magistrado vinculado a Justicia Democrática y senador socialista elegido en las elecciones legislativas de 1977 Plácido Fernández Viagas. Él presidió la Junta Preautonómica de Andalucía desde el 27 de mayo de 1978 -cuando se celebró en el salón de actos de la Diputación Provincial de Cádiz el acto de constitución de aquel organismo- hasta junio de 1979.

Uno de los firmantes del Pacto de Antequera fue el actual alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, quien 45 años después y ya octogenario se prepara para optar por sexta vez consecutiva a su reelección en unas elecciones municipales como las que tendrán lugar el 28 de mayo.

Al recordar aquel hito histórico, Francisco de la Torre acostumbra a defender que la Unión de Centro Democrático (la extinta UCD), el partido al que él representaba entonces, «jugó un papel esencial porque era el partido del Gobierno en España».«El momento en el que se impulsa el proceso de las autonomías en todo el país fue fundamental para aquel pacto», ha indicado De la Torre en alguna ocasión en la que echó mano de la frase usada por el socialista Plácido Fernández Viagas para reclamar «que los intereses de partido se quedaran fuera». «Esta idea del interés general debe impregnar todas las cosas», opina el alcalde.

Y, cuando se le ha preguntado por aquel acontecimiento histórico, el entonces dirigente del PSOE en Málaga Carlos Sanjuán ha resaltado el papel que jugaron todas las formaciones de distinto signo que hicieron posible el consenso «en tiempos en los que pactar era un valor en España». Además, recuerda al presidente del Gobierno andaluz Plácido Fernández Viagas como «un hombre sabio y honesto que logró poner en común los esfuerzos del conjunto de la sociedad para llegar a la más amplia de las autonomías».

Asimismo, el representante del Partido Socialista de Andalucía (PSA), Miguel Ángel Arredonda, ha puesto de relieve a ese mismo respecto que «aunque el 4 de diciembre fue en un principio algo difuso, la gente se puso detrás del eslogan del ‘Viva Andalucía’ y, en cierta medida, somos hijos de aquel día». «Estoy orgulloso de haber participado en aquel acuerdo y, además, en todo aquello el pueblo tuvo un punto de sabio», ha apuntado Arredonda cuando le ha tocado viajar en el tiempo y regresar con los recuerdos a lo vivido en el salón de plenos del Ayuntamiento de Antequera.

Y cuando tuvo que mirar atrás el representante del Partido Comunista de España (PCE), Francisco Acosta, se remontó a las multitudinarias manifestaciones del 4 de diciembre de 1977 y destacó «que de aquel compromiso se obtuvieron grandes frutos, como el referéndum por la autonomía plena de 1980 y el hecho de hacerlo por el artículo 151 de la Constitución».

Otro testigo directo, Antonio Zoido, se ha remontado en ocasiones, a la hora de glosar el papel del Partido del Trabajo de España (PTE) en el Pacto de Antequera, a su propia biografía: «Cuando salí de la cárcel en las postrimerías del franquismo, no sabía quién era Blas Infante ni que había existido un movimiento regionalista tan fuerte, pero con eso se nos apareció un poco la Virgen, vimos que había algo a lo que debíamos agarrarnos y que teníamos que luchar por la tierra y tomar como referencia fenómenos como el del flamenco».

Firma del Pacto de Antequera. JUNTA DE ANDALUCÍA

Firma del Pacto de Antequera. / Junta de Andalucía

La importancia de aquel acuerdo entre 11 partidos de todos los signos del abanico ideológico suele ser glosada por un expresidente andaluz como José Rodríguez de la Borbolla, quien asegura que «el Pacto de Antequera es la iniciativa y el acto político más trascendente en el desarrollo de la Constitución Española de 1978».

«En este pacto está la base del modelo autonómico de España y fue desarrollado por un amplio espectro de fuerzas políticas pensando en el país y no solo en los objetivos de cada partido», dijo Rodríguez de la Borbolla en la ponencia ‘Génesis del pacto y relato histórico del mismo’.

Esta conferencia fue pronunciada en el transcurso de unas jornadas conmemorativas del 40 aniversario del Pacto de Antequera, dirigidas por el periodista Juan de Dios Mellado (en su etapa como presidente del Consejo Social de la Universidad de Málaga).

Mellado es un apasionado defensor de «la trascendencia de aquel documento histórico», e incluso en ocasiones ha agitado un debate encaminado al «reto enorme de conseguir que en las aulas e institutos de Andalucía la historia reciente de esta tierra se imparta como una asignatura evaluable».

«El Pacto de Antequera es un hito en favor de la naciente democracia que fue conseguido con la firma y el consenso promovido por el presidente Plácido Fernández Viagas; el Pacto de Antequera nos enseñó que el pueblo andaluz es un pueblo a respetar, que nadie se olvide de ello», sostiene este veterano periodista que es articulista de La Opinión de Málaga.

A juicio de José Rodríguez de la Borbolla, «el Pacto de Antequera no fue un huevo que se echara a freír, sino un proceso amplio que se inició inmediatamente después de la muerte de Franco».

«El Pacto de Antequera sirvió de modelo para todo el país, no solo para Andalucía, ya que fue el fruto de una estrategia global para España diseñada a largo plazo y mantenida en el tiempo», defendió el expresidente. «Sus contenidos han sido asumidos posteriormente por los sujetos políticos de los diferentes territorios de España», añadió el político socialista que fue, entre 1984 y 1990, el segundo presidente de la Junta de Andalucía.

Con anterioridad a Rodríguez de la Borbolla, el también socialista Rafael Escuredo había sido el primer presidente de la Junta de Andalucía con el derecho a la autonomía ya garantizado por la Constitución Española.

En junio de 1979, se constituyó la Junta de Andalucía de acuerdo con los resultados de las elecciones generales y Escuredo al frente. Posteriormente, en junio de 1982 se celebraron las primeras elecciones al Parlamento de Andalucía con el estatuto de autonomía ya aprobado y Escuredo fue elegido presidente cuando se constituyó la cámara autonómica.

Tanto Escuredo como luego Rodríguez de la Borbolla continuaron con el camino abierto por la figura de quien ostentara la presidencia de Andalucía en la antesala de la autonomía, Plácido Fernández Viagas.

En palabras del exvicepresidente socialista del Gobierno español Alfonso Guerra, «Plácido Fernández Viagas fue una extraordinaria persona, un librepensador, un Quijote que luchó por las causas justas, un apasionado por la justicia y el derecho que era tolerante y fuerte al mismo tiempo».

«Le conocí una fría noche de invierno a la puerta de una cárcel, cuando esperábamos la liberación de unos estudiantes presos, y aunque tuvo un comportamiento huraño pude apreciar que emanaba dignidad», suele rememorar Guerra cuando se remonta a aquellos tiempos en los que Fernández Viagas estuvo al frente de un hito como el que supuso la firma del Pacto de Antequera.

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