Los suaves tonos malva y azul de un cielo estrellado, que se encuentra rodeado del paisaje montañoso tan característico de la Axarquía. El estilo inconfundible del pintor veleño Evaristo Guerra vuelve a recrearse en las paredes, llevando la vida exterior que rodea a un recinto cerrado. Ya lo hizo en la ermita de la Virgen de los Remedios de Vélez Málaga, ilustrando una superficie de 1.150 metros cuadrados y ahora lo lleva al Camarín de la Piedad, un espacio mucho más pequeño pero que igualmente supone un importante reto.

Fue precisamente tras culminar la «ermita transparente», que le supuso casi doce años de dedicación, cuando Evaristo comenzó con los trabajos muy cerca de la casa que la vio nacer. «Me críe en esta calle (Las Tiendas) y cada vez que salía a trabajar como panadero pasaba por aquí y me quedaba contemplando a la Virgen, le rezaba y pedía por mi familia», apunta.

En el 2007, sus pinceles empezaron a colorear las blancas paredes y en este momento solamente le resta completar los personajes que rodean al Cristo, los detalles necesarios para que esté listo para la Semana Santa del próximo año, justo cuando se cumplen 25 años desde que la imagen de Jesús El Rico fue trasladada a este pequeño templete ubicado en el casco histórico.

«Una vez que pasen las Navidades, que estaré en Madrid, continuaré con el trabajo durante mañana y tarde, para que pueda estar listo para esa fecha», resalta. Todo un orgullo como hermano mayor honorario de la real archicofradía de Nuestro Padre Jesús El Rico y María Santísima de la Piedad de Vélez, al que le brindaron una oportunidad que apenas soñó.

«Cuando era niño y pasaba por aquí, sólo estaba la Virgen, y le pedía a ella poder dedicarme a lo que me gustaba, que era pintar». Y ahora que no está sola, que está acompañada del Cristo, Evaristo ha querido plasmar su Vélez natal, el que recuerda y que contemplará el Sagrado Titular. «El trabajar aquí te dan una gran tranquilidad y eso no se paga con nada».

Motivos religiosos

La mezcla de figuras religiosas situadas en el entorno veleño es una de los aspectos más llamativos. De fondo, se puede contemplar la Fortaleza que corona el casco histórico de la ciudad así como el barrio de Arroyo de San Sebastián o una empinada escalerilla que podría perfectamente ser de la calle Real de la Villa. Y entre algunos de los personajes que se reconocen, se encuentran las tres Marías en la pared situada a la izquierda acompañando al Cristo, a su derecha los apóstoles Santiago y San Juan y detrás, ayudando a portar la Cruz; Simón de Cirene.

«También se encuentra el monte del Calvario, donde se pueden ver las dos cruces de los ladrones, el lugar donde se dirige Cristo». Y todo ello rodeado de la preciosa arboleda que Evaristo conoce y rememora en sus pinturas, donde los almendros de delicadas flores blancas dan luz a la escena y las casas encaladas pueblan algunos rincones.

El pequeño templete, que actualmente alberga en sus dos plantas las imágenes de la Piedad y el Rico, se levantó en el siglo XVII. Contaba con la imagen de la Virgen en un espacio que ofrece una llamativa decoración con espejos y angelotes. El lugar donde se encuentra el Cristo, que antiguamente pertenecía a una relojería, fue adquirido hace varios años por la cofradía.

Este trabajo podría tratarse de una extensión del que plasmó Evaristo en la ermita del cerro de San Cristobal, que llega a superar en extensión incluso al realizado en la Capilla Sixtina por Miguel Ángel, con el que el artista quería llevar a la patrona de la localidad, la Virgen de los Remedios, el paisaje que se divisaba desde aquella altura.

Y hasta la Semana Mayor veleña, Evaristo Guerra, con la paleta de colores en mano derecha y su pincel, se sumerge en la pintura en la que las horas se le pasan como si fueran minutos; ya que el tiempo vuela cuando se vuelca en su pasión.