Toros

El valor de Fortes redime una desastrosa corrida en Zaragoza

El malagueño se ganó la vuelta al ruedo gracias a su faena al quinto toro de la tarde

El diestro Fernando Robleño da un pase al primero de su lote durante la corrida de toros de la Feria del Pilar celebrada hoy domingo en la plaza de toros de La Misericordia.

El diestro Fernando Robleño da un pase al primero de su lote durante la corrida de toros de la Feria del Pilar celebrada hoy domingo en la plaza de toros de La Misericordia. / Javier Cebollada (EFE)

Paco Aguado (EFE)

El valor del diestro malagueño Saúl Jiménez Fortes, que dio la única vuelta al ruedo de la tarde, redimió con su meritoria faena al quinto toro el desastroso resultado, sobre todo en el apartado ganadero, de la corrida concurso de ganaderías celebrada hoy en la feria del Pilar.

El festejo comenzó torcido de antemano, pues ya en los corrales de la plaza fueron rechazados los anunciados toros de Guardiola y Hermanos Quintas, sustituidos finalmente por sendos ejemplares de El Pilar y María Cascón que acabaron de componer un sexteto demasiado dispar, casi un saldo, de divisas de escaso fuste reunidas para un, de antemano, poco sugerente concurso.

Y las peores previsiones acabaron por cumplirse, porque la forzada competencia ganadera se quedó apenas en la sucesiva lidia de un conjunto sin apenas bravura en varas, cuando no un claro descastamiento y una preocupante falta de fuerzas que tuvo como consecuencia la devolución de dos de ellos a los corrales.

Si a eso sumamos el sin sentido de que los astados tuvieran que tomar tres puyazos, fuera cual fuera su condición, o los defectos de fabricación de unas banderillas con los colores de Aragón que obligaron a las cuadrillas a tener que dar más pasadas de las aconsejables, tenemos el escenario propicio para ese desastroso balance.

Afortunadamente, el panorama cambió en la lidia del quinto, un segundo sobrero de López Gibaja con hechuras para embestir, esas que no todos los toros tuvieron, y que al menos se movió con mayor ímpetu y emoción desde que salió al ruedo, aunque no finalizara en ese mismo son.

Más bravucón que bravo, el de Gibaja se vino arriba en banderillas, después de que le cuidaran en el caballo, y acudió como un ciclón a la muleta que Fortes le enseñó desde los medios en la apertura de faena.

La primera tanda de pases fue vibrante, con Fortes templando desde su vertical quietud esas impetuosas inercias, solo que, desengañado, el animal comenzó a quedarse más corto por momentos, hasta que definitivamente pasó a frenarse a mitad de los pases y a echar más cuentas al torero que al engaño.

Y fue ahí donde el torero de Málaga sacó a relucir su valor para aguantar esa incertidumbre con una férrea firmeza y sacar así los pases a pulso, aportándole a la obra un mérito añadido que el tendido supo reconocer, mientras el toro sacaba cada vez más sentido, tanto que en un descuido en los doblones finales se vino directamente al pecho del matador para voltearle sin consecuencias.

Fue faena de seco esfuerzo la de Fortes, que hubiera paseado una oreja de peso si, en un violento embroque con el toro tapándole la salida, la espada no hubiera asomado por el costillar. Pero aun así la vuelta al ruedo fue de absoluto reconocimiento y una buena forma de resarcirse de la brevedad con que tuvo que emplearse con el orientado "graciliano" de Fraile lidiado en segundo lugar.

El resto del concurso no dio para mucho, salvo para contrastar una vez más el buen oficio de Fernando Robleño con un vacío "veragua" de Concha y Sierra y con el aplomado titular de Gibaja.

Por su parte, el aragonés Imanol Sánchez, que banderilleró al sexto con muy desigual acierto, tiró de experiencia en los festejos populares para trastear con precauciones y sobre las piernas con un áspero sobrero de Fraile que amenazó con desbordarle y un regordío ejemplar de Maria Cascón de bruto comportamiento.