Entrevista | Marlon Grupo musical

«El camino ha sido duro así que ciertos logros nos han empoderado»

A Adrián, Juan y Jorge les costó desligarse de aquellos titulares que ponían el foco en su vida personal por encima del talento. Ahora, a punto de lanzar su tercer elepé, se consideran libres: «No queremos vendernos a cualquier cosa por más dinero». El 20 de mayo actuarán en la Sala París 15

Adrián y Juan, de Marlon

Adrián y Juan, de Marlon / Alba Vigaray

Pedro del Corral

Entre Adrián, Juan y Jorge hay un pacto. Ellos no lo saben, pero llevan a él atados desde que se conocieron. Lo firmaron frente al Cantábrico, la tarde en la que empezaron a sentirse un grupo. Por aquel entonces, la música era sólo un sueño brumoso. Aunque lo suficientemente anhelado como para prometerse una vida juntos. Les daba igual el viento, el oleaje y el orbayu si, con ello, podían al menos relatar la tormenta con el mejor de sus versos.

«Al principio, los números no eran tan bonitos… pero lo vivíamos como algo sano. Era donde teníamos que estar: la antesala de lo bueno que recibimos hoy», aseguran. Siete años después siguen acumulando experiencias. Y capas de sal.

Sus luminosas letras y vigorosas melodías tienen la culpa del pico de adrenalina que inyectan en cada concierto. Ahí es donde se han ganado el respeto de una masa que, si bien les costó fidelizar, ahora les sigue la pista al milisegundo. «Cuando empezamos nos equivocamos con la imagen que queríamos proyectar. Disfrazamos lo que teníamos alrededor para camuflar nuestra inseguridad. Ahora, nos sentimos bien como somos. Hacemos lo que queremos», dicen.

Y así pasaron de ser los pijos-con-novias-famosas-que-cantan-una-mierda a la banda-que-revienta-festivales-y-arrasa-en-Spotify. A la espera de publicar su tercer álbum, Adrián y Juan nos reciben en The Music Station: aquí han alumbrado, junto al productor Pablo Rouss, los nuevos temas. El ventanal que corona la sala da a la estación de trenes Príncipe Pío, por lo que el trasiego es continuo. Miles de historias a escasos metros. Como las que ellos narran. 

Lo que más les gusta de sí mismos es...

Adrián: La lucha. Eso nos hace sentir orgullosos. Como el camino ha sido duro, conseguir ciertos logros nos ha empoderado. Hemos aguantado mucho barro. Por lo que, si estamos aquí, algo habremos hecho bien.

Algún sacrificio también habrán sufrido.

A.:Sí, claro. Cuando tienes una ilusión tan fuerte, quitas tiempo a otras personas. Las dejas apartadas o no eres consciente del valor que tienen…

Tienen buen ojo para crear pelotazos.

Juan: Realmente, no existe ningún indicador que te avise si algo va a funcionar o no. Con algunos temas que han sido determinantes en nuestra carrera sí hemos notado una vibración… Es una especie de aire distinto que te anima a pensar que pueden suceder cosas chulas.

Todo va a ir bien fue su carta de presentación, pero tuvieron que esperar dos temporadas para lanzar su primer cancionero. Un periodo en que se curtieron sobre los escenarios. De tal modo que, cuando llegó 'Cosas que no se pagan con dinero' (2018), ya estaban más que entrenados. «En aquel momento no teníamos demasiada personalidad. Aún teníamos que encontrar nuestro lugar, algo que hemos conseguido con los años. Este disco fue un pequeño granito de todo lo que luego nos ha permitido definirnos. De hecho, escucharlo es duro para nosotros», dice Adrián entre risas.

'Marzo en febrero', 'Mi Macarena' y 'Me supo a poco' suman 40 millones de reproducciones. Aunque, entonces, no generaron el ruido esperado: «Cuando publicas un trabajo, a ti te encanta porque es tuyo… Pero es difícil que pase algo. Darnos cuenta de que no lo íbamos a petar de la noche a la mañana nos puso los pies en la tierra. Teníamos que currárnoslo».

Entretanto, la prensa les acribilló con titulares como: «La banda que ha enamorado a Ana Fernández y Andrea Molina» o «Marlon triunfa… con sus novias». Algo que les afectó en particular. «Duele cuando hablan de tu vida personal por delante de la profesional. Pues detrás de aquellos textos había el mismo esfuerzo que ahora. O incluso más porque teníamos miedo de no estar funcionando y no poder pagar el alquiler. Esa sensación nos empujó a escribir».

¿La belleza encasilla? 

A.: Condiciona. Cuando la belleza es más bella, tiendes a rajar más. De ahí que nos doliesen tanto aquellos titulares. Eso nos llevó a no salir en fotografías o videoclips. Estábamos tan agobiados que no queríamos que nuestros caretos aparecieran. En cambio, hoy la gente nos conoce y sabe cómo somos. 

Pertenecen a una generación que está dando pasos para mostrar una nueva masculinidad. ¿Sienten presión por liderar estos valores?

J.: Nos sentimos orgullosos de pertenecer a un grupo de edad que está cambiando los estereotipos. Estos sólo sirven para marcar diferencias que no van a ningún lado. El concepto de masculinidad, sea de un tipo u otro, es algo superfluo que hay que dejar de lado. Que impere la libertad.

Esas subidas y bajadas habrán sido claves a la hora componer.

A.: Para inspirarse, basta con vivir. Hay días en los que me levanto sintiéndome una mierda. Otros en los que he discutido con mi novia. En ese amor y tristeza hay mucho que rascar. No obstante, hemos matizado la forma de hacer canciones: hasta ahora, yo empezaba a tirar de un hilo que, más tarde, concretábamos entre los tres. De cara al próximo álbum, nos hemos abierto a otros perfiles. Si bien teníamos dudas, es lo mejor que hemos hecho: reservamos una casa en la Sierra de Gredos y nos encerramos con las guitarras, la jugada salió perfecta. Es un paso notable porque traeremos un otro sonido.

Hasta 2020, todo fueron esfuerzos por consolidar una propuesta que había acusado ciertos vaivenes. Y, de repente, se encontraron con una gira por salas hasta la bandera. Y, por fin, el sueño parecía tomar cuerpo. Sin embargo, la pandemia lo frenó en cuestión de minutos. «Nos asestó un golpe bien gordo. Cuando la situación mejoró, seguimos al pie del cañón y pudimos retomarla», cuenta Juan.

El siguiente paso fue lanzar su segundo elepé: lo llamaron 'Marlon' a secas y, en él, ya podían intuirse cambios que serían determinantes en su devenir. ¿El fundamental? La actitud. «Mientras que en el primer disco queríamos sonar más canallitas, en el segundo buscamos libertad. Y fue justo ahí, al permitimos avanzar sin pensar en nada más, cuando empezamos a vivir de la música». En este trabajo se localizan, precisamente, algunos de sus cortes más reconocidos: 'Con uñas y dientes', 'Chamberí', 'Tequila y candela'...

¿Les han educado para el éxito?

J.: Es complicado… En cualquier caso, es más importante hacerlo para enfrentar el fracaso. Es más jodido de sobrellevar: en los momentos de bajón debes tener unos recursos y cimientos fuertes para no perderte. Nosotros tenemos esa suerte.

Han compartido cartel con grandes figuras de la industria en los principales festivales del país. Cada verano, cuando se anuncia un line-up, hay quien discute el orden en el que se organiza. ¿Hay clases en la música?

A.: Una súper estrella internacional, aunque su nombre empiece por la Z, debe estar liderando la tabla. Pues es la que va a hacer que la cita se llene al 70%. Por lo tanto, es entendible que esté por delante de alguien que va a dispensar 50 entradas. Me parece lo justo. El nuestro había que buscarlo con lupa cuando empezamos. Paso a paso, nos hemos ido posicionando: lo sigues viendo más pequeño que otros, pero al menos ya es el Atlético de Madrid. Para mí, es la leche tocar delante de tanta gente que no está ahí por ti. Es una exposición enorme. Y, gracias a ello, hemos notado mayor interés por nosotros.

Enfrascados en la gira 'Amores de esos', la que les trae a Málaga, Marlon espera lanzar su tercer álbum después del verano. Por el momento, prefieren mantener los detalles en secreto. Aunque tienen claro que están ante su creación más redonda: «Otras veces, nos hemos plantado con 20 temas entre los que hemos tenido que hacer descartes. En este caso, no: hemos hecho 12, los que deben estar. Es una suerte, la verdad. Confiamos en ellos». Justamente la sensación que tuvieron cuando, aquella tarde en Salinas, decidieron jugarse el presente.

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