Entrevista | Sara Baras Bailaora, directora y coreógrafa

"Me decían que estaba loca pero ya llevo 25 años como empresaria, con mi compañía"

Sara Baras vuelve a Málaga con 'Alma', un espectáculo que fusiona el flamenco y el bolero, que hace homenaje a su padre

Lo presentará, en agosto, en el Starlite Festival, el Festival de la Cueva de Nerja y, en octubre, en el Teatro Cervantes

Sara Baras, en un momento de "Alma"

Sara Baras, en un momento de "Alma" / La Opinión

Isabel Cisneros

Sara Baras es una de las representantes más prestigiosas y reconocidas del flamenco a nivel internacional. Bailaora, directora y coreógrafa de indiscutible talento y capacidad de emprendimiento, vuelve a Málaga con su espectáculo 'Alma'; en el que se fusionan los palos más famosos del flamenco con las melodías de los boleros de siempre. El 9 de agosto estará en Starlite, Marbella y el 11 de ese mes en el Festival Cueva de Nerja. En octubre tiene cita con el Teatro Cervantes en la capital desde el día 20 hasta el 23.

Alma es un espectáculo "de corazón flamenco y de alma bolero". Un homenaje a su padre en el que el flamenco abraza al bolero. ¿Lo puede describir para visualizarlo?

Es un espectáculo dedicado a mi padre que era un enamorado de los boleros. Nosotros hablábamos siempre de la dificultad que tiene, para una persona que no es aficionada al flamenco, diferenciar los palos del flamenco. Tienen una variedad increíble y lo que hemos hecho es fusionar melodáis de boleros muy conocidas con palos del flamenco muy conocidos. La fusión es en todo: música, escenografía, coreografía, vestuario...Ha sido un regalazo porque tiene una energía muy positiva, y emocionalmente muy importante. Entregas tu alma, pero también buscas el alma de la persona que ya no está a tu lado; que en este caso es mi padre. Yo le bailo, lo siento y lo recuerdo de una manera bonita, y no triste.

Cumplió una promesa que le había hecho a su padre: que cuando falleciese no cancelara el espectáculo. Ha dicho que quizás no vuelva a bailar como lo hizo ese día, el de la muerte de su padre. Si él lo hubiera visto, ¿qué cree que habría dicho?

Guau... pues ese día ha sido el más duro que he vivido, pero del que más orgullosa me siento. Tengo dos momentos que para mí son claves: cuando puedo bailar y ayudar a quien lo necesita, con gente que está sufriendo mucho; después está de la que estamos hablando, que yo jamás pensaba que pudiera ser y que realmente estaba llena de dolor. Mi padre ha sido una de las personas más importantes de mi vida y bailar ese día, pues, te das cuenta de que cumples la promesa y queél se sentiría muy orgulloso. Yo te digo que para mi compañía, el público y para mí misma, se creó un ambiente especial y yo doy las gracias a todo el que estuvo allí. Fue un golpe muy duro, pero muy importante en mi carrera y en mi vida personal.

La fusión del bolero y del flamenco, ¿cómo se hace?

El flamenco tiene mucha identidad. Eso hace que, cuando lo fusionas con otros registros, si no olvidas quién eres y lo haces desde tu corazón flamenco, realmente aporta algo súper bonito porque te hace crecer. Te metes en un registro distinto, pero con un lenguaje que dominas. Le doy las gracias al maestro Paco de Lucía porque fue uno de los que nos hizo ver que las fusiones con otros registros, siempre y cuando tengas claro tu lugar y lo hagas con respeto, aportan algo especial a tu forma de coreografíar. La garra y la fuerza del flamenco fusionadas con la dulzura y la suavidad del bolero es una belleza. Las melodías de los boleros tienen un recuerdo para todos nosotros, melodías de siempre, y palos de toda la vida, que te llevan a otros momentos.

Hace unos años lo que dice habría resultado una osadía.

Totalmente. A mí me pasaba antes, como cuando empecé a bailar por farrucas. Lo hice con miedo, porque era un baile de hombres. Y ahí iba yo con pantalones... Hoy día estamos hechos a eso. Lo único que hay que hacer es tener clara tu identidad.

Viene de Hungría, de Inglaterra, de Estados Unidos... Vuelves al sur para estar en Nerja, en Marbella, y en unos meses, en la capital, en el Cervantes. ¿Cómo se siente al llegar después de haber viajado tanto?

Yo en Málaga me siento en casa. Le tengo verdadero cariño a esta tierra que adoro, y en este caso, también al Cervantes. He vivido allí momentos maravillosos que llevo clavados en mi corazón. Volver Starlite y a las Cuevas de Nerja me gusta mucho. Con Alma ya he estado en el Cervantes varios días seguidos con llenazo y fue alucinante. Tengo mucha conexión con la Semana Santa de Málaga y le hicimos un detalle con los chicos de Estudiantes. Tengo familia y es una tierra que adoro. Cuando vuelves a casa, porque como te digo Málaga para mí, es casa, es maravilloso. Hay muchos momentos de improvisación y se crea una magia con el público. Me hace doble ilusión.

¿Aprovecha para darse un baño en el mar?

Lo intento siempre, jajaja. Yo sin el mar no vivo, como decía Paco [De Lucía]. Depende de cómo vaya la gira intento venirme dos días antes porque tengo mucha familia; y un baño no me lo quita nadie. Unos espetos, unos boquerones y las almejas pequeñitas...¡Las coquinas, que no me salía! ¡Eso no me lo quita nadie!

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¿Le sigue sorprendiendo ver el cartel de "vendido" cuando está fuera de España?

Por supuesto que sí. Hace mucha ilusión. Mi compañía es privada y se mantiene del público. Cuando veo la respuesta que tienen, no tengo palabras. Nueva York, Sídney... han sido llenazos y no me lo podía creer porque estamos muy lejos. La gente muy entregada. Me llena de orgullo que fuera de España se le tenga tanto cariño y tanto respeto a nuestro arte, el flamenco. Los maestros son los que han conseguido eso.

Se habla mucho de lo que ocurre de la preparación y del durante un espectáculo pero, ¿cómo se siente Sara Baras cuando termina de bailar?

Lo físico te lo preparas. Tengo mi entrenador, que es quien me pone las pilas para que físicamente aguantemos no solo yo, sino todo mi equipo. Emocionalmente es muy fuerte porque son dos horas en las que entregas tu alma. Es un desgaste físico y psicológico pero yo, realmente cuando termina, no me quiero ir. No me puedo ir a dormir porque estoy totalmente entregada, pero por otro lado estoy agotada. Los que tenemos la suerte de trabajar en algo que nos apasiona seguimos arriba durante otras tres horas más. Cuando acaba ya estamos a tope con lo siguiente. Lo mantenemos vivo, luchamos porque sea real.

En tu página web hay un apartado que se llama "Sara Baras 360. ¿De qué se trata?

Después de la pandemia queríamos hacer un espectáculo donde la gente estuviese en el centro de nosotros. Se puede ver con unas gafas especiales y tienes toda la coreografía, los músicos y la iluminación en redondo. Es inmersivo. Te puedes acercar a la mano del guitarrista, al tacón... Fue muy emocionante para nosotros porque lo hicimos durnate la pandemia entre todos con los ordenadores. Volver a encontrarnos y a bailar entre nosotros porque es en redondo resulta muy interesante.

En otro apartado está la Asociación Nacional para la Investigación del Síndrome Rett, con la que usted está muy comprometida.

Es una enfermedad genética súper cruel: esas niñas nacen sanas pero cuando cumplen un año empiezan a tener síntomas, problemas en el desarrollo y en el sistema nervioso. Así que aunque los órganos estén sanos el cerebro no manda las órdenes que debe y todo empieza a fallar. Conocí a Marina, la hija de Paco y Marina, los presidentes de la asociación Mi Princesa Rett, se pusieron en contacto conmigo. Es digno de admirar cómo luchan por sus hijas, cómo apoyan a otras familias... Llevo ya 10 años con la Asociación y puedo decir que bailarles a esas niñas y poner mi granito de arena es de las cosas más importantes que me ha pasado en la vida.

Es admirable el sentido de la responsabilidad que tiene y que desde tan joven tenga su propia empresa. Usted, que se ha atrevido a muchas cosas desde muy pronto, ¿cómo ve la situación para el emprendimiento de los jóvenes en España?

Pienso que hay que luchar mucho y pensar que se consigue. Independientemente del momento que se viva. Yo soy ejemplo de algo que parecía imposible. Me decían que estaba loca y llevo ya 25 años de empresa privada. La ayuda más grande ha sido el público. Yo les diría que estudien mucho que trabajen y que tengan los ojos abiertos.

Por cierto, fue usted la primera española con un modelo de Barbie propio.

Sí, mi Barbie le dice a las niñas que luchen por conseguir sus sueños. Hay momentos muy difíciles, pero se consigue. 

¿Piensa que en España se ha perdido el respeto por la cultura?

Hay de todo. Yo puedo decir que tengo el respeto, el cariño y el amor del público. Después, claro, te dan pena ciertas cosas: el flamenco podría tener más ayudas porque es algo nuestro y hace falta apoyo. Pero tengo esperanzas de que la cosa mejore. El flamenco nos representa en todo el mundo y hay que respetarlo. La gente joven necesita ayuda. No hay que olvidarse tampoco de los compañeros que tienen unas carreras alucinantes y les viene un momento difícil y nadie les apoya.

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