Juan Dixon es una estrella del baloncesto americano. Cuando llevó a la Universidad de Maryland a levantar el título de la NCAA adoptó ese rol y ya siempre vivirá con él. Tras siete años en la NBA logró hacerse un nombre en la mejor Liga del mundo. Su desesperada batalla por sobrepasar obstáculos en la vida, con la muerte de sus padres tras no lograr superar su adicción a las drogas, le ha convertido en un luchador.

Dixon ha encontrado en Málaga un lugar ideal para jugar al baloncesto, su gran pasión, tal y como desveló ayer en un precioso reportaje en la web de la Liga ACB. Y, como todo gran jugador, tiene sus manías, sus pequeños "rituales". "Hay uno que comencé en la Universidad y que sigo haciendo. Cada vez que estoy en la línea de tiros libres, antes de lanzar, me toco el corazón, donde tengo un tatuaje de mi madre –Juanita–, y a continuación el bíceps izquierdo, donde llevo el nombre de los dos".

Antes de salir a la cancha, el jugador tararea siempre una estribillo de una canción rapera de Jay-Z. "I will not lose" (no perderé) repite hasta en tres ocasiones Dixon, otro de sus rituales heredados en la Universidad.

"El otro día hablaba con mi mujer y unos amigos por la red y les dije que ésta es la ciudad más bonita que he visto en mi vida. Le va a encantar Málaga. Vio fotos por Internet y se ha quedado prendada por lo preciosa que es. Llegué hace muy poco y es mi primera vez aquí, pero estoy muy feliz por jugar en una ciudad tan maravillosa. ¡Y me encanta el clima!", subraya.

En sus siete años en la NBA, donde ha disputado más de 400 partidos, siempre ha destacado, como él mismo admite, por ser "un anotador". "Yo soy un base-escolta, con una concepción mucho más clara de tirador y anotador".

El americano ha encontrado en el Unicaja un lugar ideal para desarrollar su juego. En su primera experiencia en Europa, en el Aris de Salónica de Fotis Katsikaris, no tuvo buen ´feeling´ con el griego. "Katsikaris y yo simplemente no nos llevábamos bien".

Aíto tiene otra filosofía diferente. Le da mucha libertad en ataque. Por eso, para Dixon, "lo mejor de este equipo es el entrenador". "Me encanta. Tiene diferentes esquemas que nos exige realizar, claro, pero nos da mucha libertad. Lo que más me sorprendió el pasado domingo en Fuenlabrada fue cuando, a falta de 6 minutos, ganando por 10, él seguía con su filosofía. ´Tíos, no juguéis con el reloj, corred, seguid jugando rápido, salid cómodos y a divertirse´. Es probablemente la mayor libertad que he tenido en mi carrera y estoy contentísimo aquí, me encanta Aíto". Dixon, genio y figura.