Seix Barral

Mateo perdió el empleo: Tavares y la literatura del alfabeto

El autor luso, una de las voces más poderosas de la narrativa actual, vuelve a sorprender con una novela cargada de juego, sabiduría y absurdo que reflexiona sobre el orden a apenas dos palmos del vacío

Gonçalo M. Tavares

Gonçalo M. Tavares

Lucas Martín

Desde que a todo aquello que, un tanto pomposamente y por resumir, llamamos humanidad le dio por arquear la lengua y pasearse en taparrabos existe un patrón que se ha mantenido intacto a lo largo de los siglos y de las civilizaciones, abarcando por igual a la literatura y a todos sus sofisticados epifenómenos, incluidas las religiones y la filosofía. No hay nada más consustancial y correlativo a la historia del lenguaje, de cualquier lenguaje, que el intento de ordenar el caos, empresa a la par tan conmovedora y desamparada como la visión de un hombre flaco en calzoncillos, pero con un trasfondo en el que se adhieren disciplinas que van desde la música de las esferas a las matemáticas. Y, por supuesto, a obras tan universales y radicalmente contemporáneas como la del portugués nacido en Luanda Gonçalo M. Tavares, autor esquivo en lo social y con formación que interpela a los clásicos y a la tradición científica con un propósito original y al mismo tiempo común al de todos los mortales que han pasado -y siguen pasando, quién lo diría- por este mundo: contar el esfuerzo infecundo y a veces extraordinario por sobrevivir y dotar de sentido a la confusión, la violencia y el absurdo.

Con un sentido de la literatura que se enfoca más a la construcción de una obra que a la suma independiente de libros, Tavares escribe como si la narrativa se hubiera inventado para glosar a lo Pascal la inmensa enciclopedia que le precede en la experiencia de pensar y de estar vivo. Su escritura es un ejemplo juanramoniano de depuración. No en vano, y a pesar de su sorprendente caudal de publicaciones, se negó a saltar al ruedo hasta que estuvo convencido de la madurez de su propuesta, que en poco tiempo llegó a granjearle la admiración de escritores de renombre de toda Europa, incluido su compatriota José Saramago. Después de dar a la luz varios proyectos seriales y de alcanzar una más que justificada notoriedad internacional -hay quien demanda para él, y no sin razón, la concesión del Nobel- Tavares ya forma parte de su propia escalera de Jacob hacia ese cielo inasible que va más allá del éxito coyuntural en el mercado del libro; su literatura es sólida y genuina y poco parangonable en personalidad entre sus coetáneos. Una suerte de transfusión a golpe de frases sencillas que son pura dinamita en la que asoman desde Marco Aurelio hasta los fantasmas de Kristof, Beckett, Borges o Calvino.

El aliento universal que flota sobre la producción de Tavares es el mismo que condensa en las grandes obras todo el potencial que se le presume a la literatura: la capacidad para plantearle un reto al lector que siempre se presenta bajo la textura hedonista del juego y del humor y que resulta jugosamente hospitalario, en la medida que permite acampar en el nivel de interpretación y de lectura que a cada uno le resulte más confortable y oportuno. En ‘Mateo perdió el empleo’, título publicado en Portugal en 2010 y trasladado ahora al español por Seix-Barral y la traductora Rosa Martínez-Alfaro, el autor vuelve a apostar por una manera de concebir la creación en la que se dan la mano la imaginación, el asombro y la inteligencia, embridando el extravío de los personajes en un abanico de historias y un carrusel conectado de protagonistas que habrían sumido a Perec en un estado permanente de regocijo: personajes que, ordenados inicialmente por el alfabeto, van sucediéndose y vinculándose hasta la abrupta y no del todo inocente irrupción de Mateo y de la letra eme. Y que en el volumen se acompaña de las fotografías en acumulación de maniquíes de Diego Castro Guimaraes y Luis María Baptista, lo que aumenta el efecto performativo del libro, que bien podría ser trasladado a un museo a modo de una de esas instalaciones que invitan al análisis, el cuento y la parte más lúdica del lirismo.

  • Gonçalo M. Tavares
  • Mateo perdió el empleo
  • Editorial: Seix Barral
  • Traducción: Rosa Martínez Alfaro
  • Precio: 18,90 €

En ‘Mateo perdió el empleo’ Tavares despliega un ejercicio prodigioso en torno a la alienación y la falta de respuestas. En este caso, a través del alfabeto y de una reflexión sobre la naturaleza de las clasificaciones. Un punto de partida que, como él mismo sabe y sugiere con mordacidad, está homéricamente condenado a la derrota. Pero que, al igual que en el resto de las facetas de la existencia, sorprende en el camino con un ramillete de epopeyas urbanas y fábulas irresistibles: desde un ciego que hace tatuarse en braille a su amante la tabla periódica al drama de un tipo empeñado en dar vueltas a una rotonda, sin dejar de parar mientes en el propio Mateo y su singular desempeño como asistente de una mujer sin brazos. Tavares, una vez más, nos enfrenta al espejo inverso de lo que somos en realidad y de lo cerca que estamos de navegar en la anomia y en el vacío, en la fragilidad de todos los códigos, incluidos los sistemas morales, biológicos y políticos. Una vuelta de tuerca a Kafka y al desconcierto primordial que tiene mucho de baile tragicómico y de indagación desesperada en la cultura del artificio. El mismo artificio que persistía en Grecia y en Roma y que tiraniza la actualidad bajo los atributos de la tecnología. Empieza a ser difícil establecer una jerarquía entre los libros de Tavares y eso habla excepcionalmente bien de él. Y de su inquebrantable determinación: la de ir peldaño a peldaño construyendo una obra coherente, interconectada y acaso también única.

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