María Gámez pasó sus vacaciones entre faro y faro. Es lo que tiene ser la hija de un farero. Hasta los 10 años su hogar fue la playa, la de Sanlúcar de Barrameda, donde nació, y la de Estepona, donde se fue con cuatro años. Por eso quizá los veranos los pasaba en casa. Su familia, además, nunca tuvo un coche y su padre se pensaba dos veces hacer un viaje en tren. Primero, porque no había recursos, y luego por la aventura que supone salir de casa con once hijos. «El día de lujo era cuando nos montábamos en un hidropedal», recuerda. A pesar de todo, dice no tener el sentimiento de haberse perdido nada.

A los 10 años cambió la playa por el barrio de la Victoria, donde pasó algunos veranos dando clases de recuperación para ganar algo de dinero. Pero hasta entonces, las vacaciones eran estar con sus hermanos y con el resto de la familia.

Su casa estaba siempre llena de gente. A sus hermanos se unían las parejas de éstos y alguna que otra tía que les visitaba. «Recuerdo el cocinar para muchos, el reparto de tareas por la mañana, poner la mesa a la hora de comer».

La cosa se animaba cuando llegaban turistas extranjeros que querían ver el faro y ella, junto a sus hermanos, se encargaba de guiarles la visita a cambio de unas monedas. «Coincidió con el boom del turismo. Llegaban nórdicos y holandeses. Nos parecía algo muy exhuberante». Además, recuerda que un día fueron a su casa a grabar una película, «una de esas españolas». Aquello fue una revolución para todos los niños.

El resto del tiempo lo pasaba jugando al teléfono con dos vasos de yogur unidos por un hilo, pero desde una punta a la otra de la torre. También cantaba y bailaba sevillanas cuando una de sus hermanas tocaba la guitarra. Recuerda también jugar con los perros que había en casa y hasta con una soga colgada de un árbol que su hermano usaba para hacer ejercicio.

Los veranos de la infancia estaban ligados a la playa y al puerto. «Al final jugabas con lo que tenías a tu alrededor, como con las chapas que tiraban los pescadores»

Este verano será el primero que pase como candidata socialista a la alcaldía de Málaga. Eso no cambia nada: volverá a pasar unos días después de la Feria en Cabo de Gata, en Almería, donde viene haciéndolo desde hace unos años, un lugar perfecto para desconectar.