Cuando le mencionan el visto bueno de los congresistas americanos a que su retrato de Bernardo de Gálvez esté pronto en el Capitolio de Washington, bromea diciendo: «Por algo se empieza».

Pero hace tiempo ya que este artista malagueño nacido hace ocho décadas comenzó a disfrutar de su vocación: con 8 años pintó a lápiz un precioso retrato de Cervantes que marcó su vida porque poco después, de los 12 a los 19 años, estudió en la Escuela de Bellas Artes de Málaga con compañeros como Francisco Hernández. «Mis cuadros todavía están colgados en El Ejido», recuerda.

Y lo cierto en que en su haber tiene más de 2.200 obras pero también ha criado junto a su mujer, María Teresa Novis, a ocho hijos. «Mi secreto es que tengo mucha fuerza de voluntad y no sé si vacaciones se escribe con be o con uve, porque me he pasado la vida pintando: por la mañana en Hacienda, como jefe del Servicio de Auditoría y por la tarde, tras una siesta, al estudio hasta las 2 de la mañana. Esa es mi vida», resume.

Entre su producción artística destacan los retratos de tres obispos de Málaga, tres ministros de Hacienda y el del anterior papa, Benedicto XVI. Ahora cuenta además con un virrey de Nueva España y héroe de la independencia de Estados Unidos como el malagueño Bernardo de Gálvez, un encargo de la Asociación Cultural Bernardo de Gálvez que le ha llevado cinco meses de trabajo. «Ha sido con diferencia el que más tiempo me ha llevado», confiesa.

Y así, comenzó a pintarlo el 15 de diciembre de 2013, fue presentado todavía sin terminar el 25 de abril en la Diputación, «y el mismo día me lo devolvieron, y a partir de ahí 20 sesiones más. Lo terminé el 14 de mayo», detalla.

El artista recibió una fotocopia a color y a tamaño natural del cuadro original, pintado por Mariano Salvador Maella, pintor de Carlos III, lienzo que conserva la familia De Haya Gálvez. El cuadro de Monserrate, de idénticas medidas, 130 x 97, no es sin embargo una copia sino una versión propia con algunos cambios. «Del cuadro original sobra mucho por encima de la cabeza, le quité un trozo bastante grande y lo ajusté al lienzo definitivo», explica. También la carta del padre, Matías de Gálvez, que exhibe Bernardo de Gálvez está mostrada con más naturalidad que en el original y además, le ha reducido al estadista malagueño el volumen de la barriga.

En cuanto al proceso de ejecución, Carlos Monserrate comenzó cuadriculando el lienzo y pintando a carboncillo. El segundo paso fue la mancha, «que es como la primera mano del cuadro y para ello empleo el sombra natural». A continuación vino el coloreado de esa mancha y por último, a pintar.

Los últimos elementos que pintó fueron el sombrero y el bastón de mando que aparecen a la derecha del lienzo, sobre una mesa, así como la carta. Como curiosidad, cuando en abril visitaron el taller del artista los hermanos De Haya Gálvez, la carta aparecía todavía en blanco.

Y sin duda, el trabajo más delicado ha sido la meticulosa reproducción de todo los ricos bordados de la casaca y el chaleco de Gálvez, auténticas filigranas, así como las transparencias de las puñetas, todo ello fiel reflejo de un poderoso personaje del último tercio del XVIII. «Estas tres hojitas por ejemplo -señalaba a La Opinión el pasado 10 de mayo en su taller- las he pintado en una sesión de unas cuatro horas». Y para corregir posibles errores, nada como un espejo. «Al ver lo mismo pero lo opuesto, ves cosas que no ves en directo».

Carlos Monserrate confiesa que le alegra el que su obra haya sido aceptada por el Congreso americano. De paso, la institución cumple el acuerdo que adoptó en 1783 de colgar en su sede un retrato de Bernardo de Gálvez. El artista malagueño, que pronto retomará un cuadro del fusilamiento de Torrijos, quiere resaltar la ayuda de su hija María Cristina y de su mujer, María Teresa, «mis dos secretarias», bromea, pero sobre todo el apoyo constante a lo largo de los años de esta última. «Es mi jefa, tiene mucho ojo para la pintura», subraya. Y no hay que olvidar en esta historia a don Bernardo de Gálvez: allá donde esté, seguro que agradece la entrega y el arte de Carlos Monserrate.