El Ayuntamiento de Málaga es un señor ayuntamiento. Es normal que todos los que tengan la mínima posibilidad de ocupar el puesto que dejará Francisco de la Torre ya se imaginen manejando los hilos de la ciudad. Uno de ellos es Elías Bendodo y cada vez le cuesta más disimularloElías Bendodo. Hablar de ser alcalde de Málaga es hacerlo de un puesto que otorga infinitas competencias en una ciudad que atesora un peso cada vez más específico en Andalucía y, porque no decirlo, a nivel nacional. Los que conocen al actual alcalde -Bendodo tiene que hacerlo mejor que nadie dado que presume de ser su hijo político- atestiguan que De la Torre controla con escrupulosidad cualquier movimiento que considera que invade su terreno. Durante mucho tiempo, su agenda parecía el primer asunto de interés general para otros dirigentes del PP, no vaya a ser que nadie se acerque demasiado a esos espacios restringidos que conforman el cosmos municipal. Esa visita inocente a cualquier peña o asociación de vecinos bien podía devenir en un caramelo envenenado, si a cambio te granjeaba la futura reprimenda del alcalde. Bendodo ha experimentado en sus propias carnes cómo se las gasta el alcalde. Fue pisar el acelerador municipal a principios de año, cuando De la Torre no dudó un segundo en afearle su voluntad de ceder los terrenos del Civil para la construcción de un nuevo hospital.

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Esto no ha servido, sin embargo, para variar el mensaje que quiere trasladar el PP a la ciudadanía. Traducido al idioma común es algo así como que aquí todo ha sido magia con De la Torre. Un tiempo glorioso que parece que se acaba y cuyo legado hay que mantener. De tanto encumbrar al alcalde, el propio Bendodo confirmó que el no contar con su apoyo sería una losa demasiado pesada para cualquier candidato futuro del PP. Lo dejó claro en una entrevista que concedió ayer a la Cadena Ser, en la que el presidente de la Diputación dio más claves que nunca para pensar que por su cabeza no pasa otra cosa que ser el futuro alcalde de Málaga. Después de asegurar que un salto a la política regional no es algo que contemple, no quedan muchas alternativas. Cabe recordar que Bendodo es un defensor de limitar los mandatos al frente de las instituciones a dos, y este es su segundo como presidente de la Diputación. En ese trabajo que va de pulir las virtudes que tiene uno, Bendodo desveló que cree contar con el apoyo de De la Torre en el caso de dar el paso esperado. «Yo estoy convencido que tengo su aval y él tiene por seguro que tiene mi aval también», dijo. En el PP saben que la marcha anunciada por De la Torre guarda la misma emoción que el anuncio de una boda, donde siempre cabe la posibilidad de una huida que desobedece los planes iniciales. De ahí que siempre haya un pequeño matiz en todas las declaraciones. La sola presencia de dudas podría ser aprovechada por el PSOE si tuviera candidato. Algo que tampoco es así y le confiere a los populares una tranquilidad añadida. Preguntado por un hipotético rival, Bendodo aseguró que le encantaría medirse a Francisco Conejo. Debe entender, por lógica, que el portavoz socialista en la Diputación carece del suficiente tirón electoral para hacerle sombra. Entrando a valorar asuntos de interés para ciudad, dejó algunas pistas de lo que podría ser su propia gestión. Sobre Limasa, Bendodo no parece dispuesto a heredar un servicio de limpieza público. Una mezcla de ideología y pensar que se «puede hacer más con menos». Puso de ejemplo a las capitales podemitas, Cádiz, Madrid y Barcelona, donde sus alcaldes habrían descartado un modelo público. Pidió que la ciudad «abandone el miedo a las alturas» para dejar claro que su apoyo al hotel proyectado en el puerto es absoluto. También aseguró, sin dar fechas, que la Diputación ya se encuentra en pleno proceso para recuperar el edificio de la plaza del Siglo. Todavía acoge el Museo Taurino del moroso Juan Barco.Rubalcaba vuelve

Fue la segunda vez en menos de un mes que Alfredo Pérez Rubalcaba se dejó ver en Málaga y de nuevo en calidad de ponente. En el marco de una conferencia celebrada en la Facultad de Ciencias, trazó un futuro en el que la riqueza de un país se medirá en lo que denominó como «Producto Interior del Conocimiento». «Los países van a ser tanto como sean capaces de producir en materia de conocimiento y por eso hay que formar a los jóvenes», fundamentó su tesis. Huyó, como ya hiciera la última vez, de pronunciarse sobre la actual situación política del PSOE.