Tras once años representando a los galenos malagueños, está de sobra legitimado para opinar qué necesita Málaga a nivel sanitario. Sánchez Luque cree que las protestas sanitarias de los últimos meses han virado el modus operandis del SAS, cuyos cambios considera darán aires nuevos a la sanidad. Pide prevención no sólo en salud, sino en la gestión, con más recursos humanos y técnicos con los que mejorar la atención y evitar la crispación.

Salud ha creado un grupo de trabajo para determinar el futuro de la reordenación sanitaria. ¿Qué le parece?

Es sorprendente que se haya formado un grupo sin incluir a colegios profesionales, sindicatos, ciudadanos y pacientes. Debe recapacitarse e incluirnos desde el principio, lo contrario sería comenzar con mal pie.

Hace unas semanas los sindicatos se reunieron con la nueva gerencia del SAS y se comprometieron a contratar a personal y a mantener todos los servicios abiertos en vacaciones. ¿Qué opina de este acuerdo?

La verdad es que estamos teniendo reuniones con la Administración donde participan responsables de los dos hospitales y de Atención Primaria y los puntos que planteamos con reuniones de inicio parece que se van a cumplir. Estamos muy expectantes, creemos que es fundamental para salir de la situación de crisis y de sobrecarga laboral, como la recuperación de la junta facultativa, el análisis de las unidades de gestión para cubrir la cartera de servicios tanto de recursos técnicos como humanos. También pedíamos que hubiera una especie de catálogo con todos los teléfonos de referencia de los profesionales de los hospitales y Atención Primaria para mejorar la atención interniveles, así como tener un médico hospitalista que fuera alguien de referencia en uno de los dos hospitales para que cuando fuera necesaria una prueba complementaria de urgencia o una valoración del paciente, que no quede en una comunicación en papel. Queremos que esto sea una realidad y no solo palabras.

¿Y qué le parece que anuncien que no se cerrarán camas?

La movilización ciudadana y de profesionales apoyando esas manifestaciones han sido un detonante para un cambio de actitud y no puede quedar exclusivamente en un diálogo y tener dotación presupuestaria para poder acometerlo. Es una demanda de años, han pretendido dar lo mismo o más con menos recursos y eso en sanidad no es posible. A raíz de una circunstancia como lo de Granada se ha generado un efecto dominó y aunque no haya tenido la intensidad de allí, porque allí ha habido circunstancias claras, ha sido importante que haya habido muchos malagueños que se hayan manifestado, aunque hubiera gustado que fueran más los que salieran y plantearan lo que necesitamos. Lo que pedimos no es desde el punto de vista gremial sino desde el punto de vista del profesional sanitario y paciente. Esto no puede quedar en el olvido, en Granada la situación se ha estabilizado, el estado latente está ahí, hay que actuar con medidas preventivas, no deseamos crispación.

Sin embargo hay diferencias entre Málaga y Granada.

Las circunstancias son bien diferentes. Granada logró en su momento ese nuevo hospital, se veía algo positivo después de la mala planificación a la hora de distribuir los recursos hospitalarios y eso ha sido el detonante. Allí probablemente se ha hablado de contexto, pero no del fondo, que sí es lo que afecta a Málaga. Es verdad que en Huelva ha habido un problema que han sido las fusiones, aquí se paralizó o atenuó sobremanera y en otros se avanzó. El trasfondo de las manifestaciones de Málaga es importante, lo otro son circunstancias puntuales, pero la situación no se ha dado solo en Andalucía, se ha politizado y ahí está el trasfondo. En Málaga lo que se ha planteado son más recursos humanos y técnicos y que se trabaje mejor, eso los pacientes lo han captado muy bien. Ellos no pidieron un hospital nuevo, sino una mejor atención, que los circuitos sean más fluidos y que la sanidad, en general, funcione mejor.

¿Está politizada la sanidad?

Creo que esto es un mal generalizado, porque en política se sabe que la sanidad vende y eso lleva a que se politice. Si a los cargos de gestión se accediera por carrera profesional, y se recuperara el espíritu de la profesión, con su prestigio y rigor, en el que hubiera líderes de opinión y prevaleciera el ambiente clínico y asistencial sería lo mejor. Parece que accede el que cumplimenta mejor los datos estadísticos.

Habla de la politización de sus gestores, pero ¿no cree que ocurre también con las críticas?

También, por el mismo motivo. Lo que no se puede es arrancar una tajada política de una situación de crisis, el colegio no se va a prestar ni a un extremo ni a otro. La clave del éxito de Granada es que han sido los ciudadanos, las calles se llenan por los ciudadanos, no porque convoque una formación política, tan malo es estar en la gestión politizando como hacerlo desde la oposición. Pero hay que aprovechar la coyuntura, los profesionales han dicho basta ya y los ciudadanos también. La Consejería se ha dado cuenta y ahora va a hacer los cambios oportunos, no solo unidos a la dotación presupuestaria, hay que bajar al terreno de juego. Los profesionales están desmotivados, han caído en la rutina en la que se considera que el que ve más pacientes mejor o cumplimenta mejor datos en el ordenador es mejor, pero eso es volátil, todas estas reuniones no pueden ser para calmar una marejada porque de nuevo el oleaje volverá y puede hacerlo con mayor virulencia. Algunos profesionales han visto una ventana, no se puede seguir en una situación de escasez de recursos y pedir cada vez más sin encontrar una motivación que no sea exclusivamente económica.

Han anunciado que mantendrán todos los recursos abiertos pero, ¿habrá suficientes profesionales?

Se está comentando que se está dispuesto a contratar, pero no hay médicos. No se ha hecho correctamente, ha habido años de contratos en precario, ha habido un éxodo no solo de médicos hacia otros países o comunidades, sino que también a hospitales privados. Ahora la Administración tiene que pensar cómo recuperar a ese médico, a ese perfil de gente joven sin plaza en el sistema público. Si a partir de ahora se va a sustituir a profesionales las bajas laborales, las vacaciones… probablemente la única manera es recuperando al que se fue, nadie va a volver si no tiene una estabilidad con, por ejemplo, un contrato de un mes. Hay que crear un aliciente no sólo de estabilidad laboral, sino de condiciones de trabajo. Ellos no quieren ser nómadas, quieren desarrollarse.

¿Cómo se puede atraer a esos talentos?

Con contratos estables y recuperando algo que en su día fue una magnífica idea y que hace años quedó inmerso en una maraña: la carrera profesional. Esto se ha convertido en la realización de un máster para demostrar en un programa informático los méritos, hay que fomentar que el profesional adquiera esos méritos, que no tenga que cumplimentar casillas o interpretar variables. Que un profesional sepa que cuando le contraten no es solo para desarrollar una labor pura y dura sino que pueda desarrollar una labor de calidad de formación y que no quede enclaustrado en la rutina.

Hay quien advierte de que hay una campaña contra la sanidad pública. ¿Usted lo cree?

Yo pienso que no, y ademas sería un error de quien lo planteara. Si hoy se mantienen los niveles de calidad es porque estábamos en niveles que partían de la excelencia. En Andalucía se ha hecho mucho, en inversiones en la red de atención primaria, en el desarrollo de la historia digital, de medios tecnológicos avanzados, la satisfacción de los ciudadanos partía de un 10, por eso la caída ha sido más solapada. Málaga tiene un elemento a considerar: tenemos una medicina privada que ha hecho un esfuerzo enorme de inversión que ha sido una vía de escape para quien se lo ha podido permitir. La apertura de nuevos centros y clínicas es una realidad, otras provincias no tienen esa vía de salida. Las dos sanidades se deben compaginar, la privada se ha transformado no solo como vertiente asistencial de estructura y confort, sino en la forma de ejercer la profesión sanitaria. Hay centros que en Málaga lo están haciendo muy bien, se han preocupado en crear comités disciplinarios, de patologías, de mejoras… Han sabido cambiar el chip y que no todo es facturación.

¿Cree que los cambios en la gestión del SAS favorecerán los cambios?

Las dos personas que han sido nombradas ya formaban parte de los órganos de la Consejería. Los conozco a los dos, son válidos, deben tener herramientas pero también presupuesto y saber el qué. Granada logró el hospital que Málaga no fue capaz de lograr. Las personas son importantes, pero el crédito se agota si no hay posibilidades de ofrecer y poner sobre la mesa las realidades.

La vuelta a las 35 horas y dejar los recursos abiertos supondrá una gran ampliación de plantilla.

Hemos pedido a la mesa de la Administración es un plan de análisis de las unidades de gestión clínica. Llevamos una rémora importante de muchos profesionales jubilados y esas plazas no se han cubierto, además Málaga ha vivido un aumento de la población, más seguramente en las zonas costeras. Hay que poner sobre la mesa la realidad que tenemos en las unidades de gestión clínica, ha habido un movimiento de vaivén donde la fusión de unidades ha desvirtuado el mapa. Ahora hay que analizar qué se ha quedado en el camino, esta medida se va a ver en el día a día, si se sustituye o no va a ser un dato trasparente y si no se cubren las bajas lo pondremos sobre la mesa, esto no es algo superfluo.

Hace años que piden una reforma de la Atención Primaria y esta está ahora inmersa en esos cambios, anunciados por la Junta el verano pasado.

Hace un año que la Junta reunió a los cargos directivos, nosotros pedimos la segunda reforma hace siete u ocho años ya. No tiene ningún misterio, se trata de recuperar la atención primaria que rompió con el modelo de ambulatorio, hacer una medicina con disfrute y satisfacción, se plantearon medidas difusas, otras concretas que aún no se han terminado. Después de un año y medio habrá que plantearse si eran lo que hacía falta. Parece que hay que hacer una reforma integral, parece que hay reparos, no es tan difícil recordar la consulta a demanda. Haría falta tener una consulta programada para dedicar lo que haga falta, una hora o 30 minutos, ir a los colegio de la zona, a asociaciones, hacer avisos a domicilio… Rotar en un hospital para formarse y reciclarse. ¿Tan difícil es eso? Parece que la confianza se rompió y que tener muchos pacientes es más rentable y eso es un error, la demanda a veces genera demanda si no se hace con una visión integral. El modelo actual recuerda al ambulatorio antiguo.

Este año hay elecciones, ¿volverá a presentarse?

Nuestra idea es volver a presentarnos, tenemos un equipo de muchos años y hemos decidido volver a presentarnos, tengo la enorme suerte de estar rodeado de un equipo de ochenta médicos, encontrar a personas con ese grado de dedicación es enormemente valioso. Actualmente hay un grado de preocupación, una oportunidad histórica para generar mejoras en la sanidad pública y privada. También hay una gran unión entre los colegios profesionales, Uprosama ha sabido establecer vínculos, cuando hay demanda sanitaria no hay grietas, tenemos que estar muy unidos. Y con las organizaciones sindicales también hay una gran sintonía, prácticamente no hay elementos de disputa.