El llamamiento realizado por las Hermanitas de los Pobres, que ha utilizado como altavoz las redes sociales ha logrado, en pocas horas, provocar una auténtica marea de solidaridad que ha llegado a sorprender a las religiosas, pese a que están acostumbradas a que los malagueños se vuelquen con sus necesidades. El asilo tiene que pagar muchas facturas debido a unas obras que se han llevado a cabo en sus instalaciones desde el pasado mes de mayo, lo que provocó que no hubiera dinero para comprar productos de limpieza para la lavandería. "Nos quedamos sin lejía, sin suavizantes y detergentes, por eso una de nuestras voluntarias lanzó este SOS", explica Sor María Luisa, la hermana recolectora. Y la respuesta no se ha hecho esperar.

"Málaga se está volcando, trayendo alimentos y haciendo donativos. No paran de llegar. No nos sorprende, porque los malagueños siempre son solidarios con nosotras, pero esta vez es verdad que no esperábamos tanto", admite la religiosa.

Muchos particulares, personas anónimas, fieles que suelen asistir a misa a la capilla del asilo, colectivos diversos e instituciones. Son muchos los que han respondido a la llamada. Sor María Luisa hace un repaso: La Caixa, Unicaja, la Fundación El Pimpi, el hotel Vincci...

La Agrupación de Cofradías también ha hecho entrega de un donativo de 500 euros. "Nos pusimos en contacto con ellas y además de este donativo, nos hemos comprometido a estar más atentos y tener un contacto directo para evitar la situaciones de carestía como las que han vivido y, en caso de producirse, ponerles también altavoz", explicó Manuel Calderón, el presidente de la Comisión de Formación, Evangelización y Caridad de la Agrupación.

El Málaga CF también se ha puesto en contacto con las monjas y los jugadores de la primera plantilla se han comprometido a donar un electrocardiograma "que nos traerán el día 1", informó Sor María Luisa. Incluso el alcalde, Francisco de la Torre, también ha llamado a la madre superiora para interesarse por la situación del asilo.

Las once religiosas de la comunidad se encargan de atender en la actualidad a 52 ancianos. "Las obras nos obligaron a dejar habitaciones vacías. Recientemente ha ingresado una persona nueva que llevaba en lista de espera cuatro años. Nuestra capacidad máxima es de 65 a 70 personas", señala la hermana recolectora. Estos ancianos tienen pocos recursos. Acogen a los que cobran pequeñas pensiones no contributivas, de menos de 600 euros al mes. Las religiosas gestionan el 85% de este sueldo, con el que financian la estancia de los ancianos. "Nos les falta de nada. Aquí viven, aquí duermen, comen caliente, son atendidos cuando enferman y están calentitos. Mejor que en su casa. En la gloria", destaca la monja.

Las obras realizadas en el asilo en los últimos meses se centraron en reformar los baños y las duchas, instalar aire acondicionado y pintar. "Todavía nos queda la pintura y no hemos terminado de pagar", concluye Sor María Luisa.