El Grupo OPPLUS, que incluye las empresas de Qipro y OPPLUS, ofrece desde el año 2007 servicios de consultoría, y servicios administrativos y financieros, con el objetivo de generar valor añadido en la gestión operativa de sus clientes. La especialización, la calidad y el control del riesgo operacional se traducen en una eficiencia de cara al cliente que pasa, entre otros aspectos, por una serie de medidas internas en busca de la alta motivación de sus empleados.

El Grupo OPPLUS tiene su sede en el Parque Tecnológico de Andalucía, y cuenta con 3.000 empleados en plantilla que, en estos momentos, donde nuestro país sufre el confinamiento debido a la pandemia del coronavirus, están trabajando desde sus casas en remoto, en un operativo muy difícil de establecer pero que se ha realizado con éxito, lo que demuestra que la capacidad de adaptarse y de responder a los cambios. Tan solo quedan unos 20 empleados en el edificio desarrollando las tareas críticas que aún no se han podido remotizar.

Este masivo desplazamiento de los trabajadores a sus domicilios por culpa de la crisis del coronavirus es y ha sido el máximo exponente de un trabajo en colectivo y de colaboración interna de los equipos.

OPPLUS practica una cultura empresarial que se basa en aumentar y potenciar el bienestar de los empleados. Para conseguir este aspecto, la empresa ha llevado a cabo programas y políticas que cuidan el capital más importante de una organización empresarial: el humano, a través de aspectos que han mejorado el bienestar mental, físico y social de los trabajadores.

Este tipo de trabajos previos han provocado que los trabajadores de OPPLUS se hayan desplazado e instalado en sus domicilios en un tiempo récord (menos de una semana) con la dificultad que eso conlleva.

Se ha hecho muy duro ver en estos días de confinamiento cómo la sede de OPPLUS en el Parque Tecnológico se iba vaciando paulatinamente. Lo que normalmente es un hervidero de gente y de actividad de cerca de las 3.000 personas que allí habitan, ha dado paso al silencio y a una quietud que se rompe con el sentimiento de responsabilidad profesional de poder seguir dando servicio al cliente desde sus domicilios. En la empresa se trabaja duramente para remontar esta crisis que nos asola, teniendo la total seguridad de que esta pasará y de que saldrán más reforzados aún.