Crónicas de la Ciudad

Esplendor sobre la calle

El instituto y escuela de hostelería Jacaranda, en el casco antiguo de Churriana, cuentan con la compañía de una jacaranda de gran porte, a varios metros sobre la calle

En la foto, la esplendorosa jacaranda del Instituto Jacaranda de Churriana, un árbol que, pese a no encontrarse en estos momentos en floración, ofrece su precioso porte en mitad del casco antiguo de este antiguo pueblo, anexionado a Málaga capital en 1905. Al encontrarse a más altura que la calle, el efecto es todavía más bonito. Y como pasa en media Málaga, el día en que desaparezcan los cables aéreos de telefonía y electricidad el efecto será todavía más hermoso.

En la foto, la esplendorosa jacaranda del Instituto Jacaranda de Churriana, un árbol que, pese a no encontrarse en estos momentos en floración, ofrece su precioso porte en mitad del casco antiguo de este antiguo pueblo, anexionado a Málaga capital en 1905. Al encontrarse a más altura que la calle, el efecto es todavía más bonito. Y como pasa en media Málaga, el día en que desaparezcan los cables aéreos de telefonía y electricidad el efecto será todavía más hermoso. / Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

En sus recuerdos de los inicios de la Guerra Civil en Málaga, recogidos en el libro ‘El otro reino de la muerte’, Gamel Woosley nos ofrecía el marcado contraste entre, por una parte, una calle Larios por la que deambulaban personajes coléricos y surrealistas, símbolo de una ciudad envuelta en el humo de la guerra y por otra, el idílico vergel de Churriana, un mar de tierras de labranza y jardines paradisíacos, aunque pronto este refugio de tantos Horacios también sería alcanzado por la locura de la contienda.

En el libro, reeditado décadas más tarde con el peliculero título de ‘Málaga en llamas’, la mujer de Gerald Brenan nos ofrecía el punto de vista del extranjero imparcial que asiste a la implosión de un mundo que había estado durante décadas en combustión.

Lo valioso de esta obra, rodeada de muerte y fuego, además del testimonio histórico de dos personajes de renombre como el matrimonio Brenan, es habernos ofrecido la imagen de ese remanso de paz de Churriana en sus últimos días.

Tras los horrores de la guerra y la posguerra, las aguas volverían a su cauce y se recuperaría el vergel en el que disfrutaron personajes como Ernest Hemingway, o los sobrinos de Pío Baroja.

En nuestros días, en Churriana quedan fincas gloriosas que mantienen el testigo de ese vergel, una de ellas, por cierto, egoístamente cerrada a cal y canto por su propietario, la histórica finca de El Retiro, un Bien de Interés Cultural que el público no puede visitar ningún día del año pese a tener derecho a ello.

Dueños cerriles aparte, los dones que la Naturaleza dio a Churriana los podemos contemplar no sólo en jardines privados, también en el porte de ejemplares solitarios, grandiosos árboles que han dado fama a este antiguo pueblo de Málaga.

A este respecto, si tienen ocasión de pasear por la calle Toril, en el casco antiguo del barrio, en seguida se toparán con una hermosísima jacaranda cuyo porte ha dado nombre al instituto y a la estupenda escuela de hostelería en cuyos terrenos se encuentra (los dos centros se llaman Jacaranda, por supuesto).

Como el árbol está a un nivel superior a la calle, resulta todavía más hermoso, sin necesidad de esperar a su floración. El vergel de Churriana continúa pese a todo.

¿Cuántos ingresados en la UCI y cuántos muertos se habrían evitado en Andalucía y toda España si la Nochebuena y Nochevieja no se hubieran prolongado hasta la una de la madrugada?