Crónicas de la ciudad

Rampa para Frank de la Jungla en La Palma-Palmilla

La rampa de acceso más inaccesible del mundo, incluso para Frank de la Jungla, se encuentra en una calle de La Palma-Palmilla y parece una pesada broma administrativa

Estado de la rampa, la pasada semana. | A.V.

Estado de la rampa, la pasada semana. | A.V. / Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

A finales de los 80, en un colegio mayor de Madrid al que acudían en su mayoría estudiantes malagueños que habían estudiado en el Colegio de Los Olivos, una de las bromas pesadas más trabajadas que podía sufrir un interno era ser objeto de un ‘vacío atómico’.

Consistía la ‘performance’ en que el estudiante, al entrar en su cuarto, comprobaba que lo habían dejado como un hospital robado. Todos los objetos personales y todo el mobiliario se había esfumado. En realidad, había sido ‘esparcido’ por otras habitaciones, con lo que quien era objeto de la broma tenía que emular al holandés errante para ir recogiendo todas sus pertenencias.

Una variante del ‘vacío atómico’ la experimentó un malagueño de los agustinos cuando, en la puerta de su habitación se topó con un cartel publicitario que rezaba ‘Vive la aventura’.

A continuación, cuentan que le obsequiaron con un casco y un machete y al abrir la puerta comprobó que su estancia se había convertido en un rincón de Sierra Morena, repleto hasta arriba de ramas y hojarasca.

Resulta que el malagueño en cuestión era ver en el calendario el 21 de marzo (primavera) y empezar a estornudar, así que sin duda para él fue un día inolvidable.

En el ‘corazón institucional’ de La Palma-Palmilla, nuestras ingeniosas instituciones han gestado una broma parecida, ahora que se aproxima el 28 de diciembre. Con el fin de gastar una broma de campeonato a cualquier vecino que vaya en silla de ruedas o que tenga la movilidad reducida, lo único que han hecho, y de ahí se genialidad, es dejar que la Naturaleza siga su cauce y abandonar a su suerte durante meses y meses una rampa de acceso al río Guadalmedina, en la calle que separa el Centro de Salud de la Comisaría de Policía de Málaga Norte.

Como saben por esta sección, ni el Ayuntamiento, ni la Junta, ni la Diputación, ni el Gobierno central se hacen cargo de esta calle, por algún misterioso problema competencial y desgana.

El resultado es una terrorífica rampa tomada por los matojos y un batiburrillo de plantas , algunas de ellas con unas espinas dignas de ser empleadas por los lanceros polacos del XIX.

El autor de estas líneas, junto con un dirigente vecinal, trató de avanzar por ella pero fue imposible. Imaginen la escena de un vecino en silla de ruedas azotado por las plantas e imaginen también a todos esos cargos públicos que debían haber dilucidado, hace lustros, a quién pertenece esta calle y haberla mantenido en condiciones, partiéndose de risa.

Uno no sabe ya si reír o llorar.