Análisis

Málaga suspende en la prevención del suicidio

Expertos denuncian la falta de campañas de concienciación e inciden en la necesidad de formar a todos los actores de la sociedad para reducir la que es la primera causa de muerte no natural del país

En España, once personas
acaban con su vida al día. 
Las campañas de prevención
son fundamentales.  l.o

En España, once personas acaban con su vida al día. Las campañas de prevención son fundamentales. l.o / marta román. málaga

Romper para siempre con el tabú del suicidio y aceptar el enorme papel que la ciudadanía juega en su prevención son los primeros pasos para contribuir a reducir el número de casos. Los profesionales de la salud mental denuncian la falta de campañas de concienciación que arrojen luz en el camino de aquellas personas que están pensando en acabar con sus vidas, así como en el de sus allegados, para que se conviertan en ese faro que les guíe.

Málaga, al igual que el resto del país, suspende en la prevención del suicidio. Esta sigue siendo aún una de las grandes asignaturas pendientes de la sociedad malagueña. Los expertos alertan de la falta de visibilidad de la que es la principal causa de muerte no natural en el país, y advierten de la necesidad de promover y aumentar el número de iniciativas encaminadas a saber prevenir la conducta suicida.

El suicidio viene precedido por una serie de desencadenantes que podrían llegar a evitarse si fueran tratados. «Por cada persona que se suicida hay 20 que lo intenta, porque hay un sufrimiento latente y hay que ayudarles, porque son muchísimas personas. Son personas que están deprimidas, que tienen un alto riesgo de presentar una conducta suicida, y muchas de ellas no están en tratamiento», explica el psiquiatra Carlos Gómez Sánchez-Lafuente.

Entre los factores de riesgo más comunes, indica este experto, se encuentran el sentimiento de desesperanza por determinados tipo de situaciones. Por ejemplo, personas que han perdido el trabajo o han sido desahuciadas; personas con trastornos mentales como la esquizofrenia o la depresión; aisladas, sin grandes factores de apoyo como la familia o que consumen sustancias como el alcohol y las drogas: «En general, aquellas que presentan vulnerabilidad, por situaciones problemáticas, socioeconómicas, alguna enfermedad crónica invalidante, una discapacidad...».

En cuanto a la detección, este tipo de conductas pueden reflejarse en lo que verbaliza la persona, en los cambios en su estado mental -si se muestra más triste de lo normal- o en su conducta -si muestra cambios de humor repentinos-. Es por ello que los expertos consideran primordial ahondar en la prevención del suicidio, para saber detectarlo y abordarlo a tiempo.

«Se ha observado en estudios previos, que haciendo campañas de concienciación social, campañas donde los medios informen de manera veraz, entrenando a los sanitarios y elaborando dispositivos de ayuda para personas con riesgo suicida se puede reducir el suicidio hasta un 40% ó un 50%». Con estos datos sobre la mesa, la falta de iniciativas que giren en torno a esa prevención se hace aún más incomprensible.

Suicidio: tema tabú

Por desgracia, lo cierto es que el suicidio continúa siendo un tema tabú e invisibilizado. «Tenemos muchas campañas de concienciación para accidentes de tráfico y, sin embargo, el teléfono del suicidio se está dilatando en el tiempo y las campañas no son numerosas», denuncia este psiquiatra.

En esta línea, los profesionales de la salud mental continúan abogando por un Plan Nacional de Prevención del Suicidio: «Los políticos tienen que ponerse en la labor de hacer un plan nacional que sea coherente y que dé medios para poder tratar a todas estas personas, cosa que hasta ahora no han hecho». Este plan, respalda la Confederación Salud Mental España, deberá incluir la formación de los profesionales sanitarios; la elaboración de campañas de visibilización y la educación emocional desde las escuelas.

Los centros escolares son unos de los eslabones más fuertes en la cadena de la prevención. Carlos Gómez advierte de que, si bien esta práctica estaba más extendida entre la población más anciana, «cada vez vemos a más adolescentes y personas jóvenes que se están suicidando. Es el grupo de edad en el que más crecen y más preocupación está generando».

Formar a la sociedad

«Se ha demostrado que las dos formas más eficientes para prevenir el suicidio son sensibilizar a la población general y formar a los actores que están implicados en el tratamiento y la identificación del riesgo suicida», sostiene Gómez Sánchez-Lafuente. Al igual que las escuelas, los sanitarios juegan un papel fundamental en la detección de la conducta suicida.

Son ellos los que, «al ser las personas encargadas de cuidar de la salud, pueden detectar con más frecuencia el riesgo suicida y los que pueden manejarlo más específicamente». Por ello es tan importante formar a estos profesionales en su prevención. En esta línea se enmarca el taller ‘Prevención de la Conducta Suicida: detección y manejo precoz’, organizado por el Colegio de Médicos de Málaga. El próximo 31 de marzo, el doctor Carlos Gómez coordinará este encuentro, que tiene como objetivo formar a los profesionales sanitarios para detectar el riesgo suicida y otorgarles las herramientas para intervenirla.

En cuanto a los factores protectores, aquellos que previenen la conducta suicida, este experto destaca el no tener acceso a medios letales; tener apoyo familiar, «la gente que tiene buen apoyo familiar tiene menos riesgo de suicidio»; personas integradas en comunidades y la gente que tiene una vida ordenada, en la que no existen situaciones de vulnerabilidad.

Por último, defiende este experto, es la ciudadanía la que posee un sinfín de maneras de ayudar. Desde un familiar hasta el arquitecto que construye un puente con infraestructuras de protección. O los medios de comunicación, concienciando a la población y dando noticias de forma respetuosa, argumenta Gómez. «Todos podemos aportar algo en la prevención del suicidio».

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