Crónicas de la ciudad

El punto limpio móvil, un punto de no retorno

El ‘carromato’ municipal itinerante sigue funcionado de desvencijado centro de acopio para chatarreros. En El Perchel, a las 2 de la tarde, sólo contenía un tapón

El equipamiento municipal, hace unos días en El Perchel.

El equipamiento municipal, hace unos días en El Perchel. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

En varias ocasiones, en esta sección ha aparecido como protagonista el punto limpio móvil que el Ayuntamiento tuvo a bien hace años colocar a un tiro de piedra en todos los distritos, para que no hubiera que desplazarse al polígono Guadalhorce.

Como saben, es un punto itinerante y de lunes a viernes, y algún sábado, permanece de 8 de la mañana a 7 de la tarde, con lo que este artilugio aspira, todavía sin conseguirlo, a la capacidad del alcalde de estar en el mayor número de sitios posibles -salvo en el Aula Museo de Geología de La Trinidad, un espacio museístico que, vaya usted a saber por qué, nunca le viene bien visitar-.

Hace unos días, este mismo mes, el equipamiento con pinta de carromato sin ruedas sentaba sus reales en un rincón del Perchel , en la plazuela de la Virgen de la Concepción, muy cerca del olivo de la Casa Hermandad del Huerto y de la Casa Hermandad de la Estrella.

Como en anteriores ocasiones, lo que más choca es la denominación oficial, ‘punto limpio’, cuando es uno de los equipamientos municipales menos lustrosos y más desaseados de nuestra tierra.

Dado que su cometido es acoger desechos de todo tipo con el fin de que sean reciclados en su mayoría, se entiende que no brille como un zarcillo, pero su deslucido aspecto y la mugre acumulada, como si fuera la patena de una escultura, aconseja entrar en él con guantes, mascarilla y el equipo completo de protección de un astronauta de la Estación Espacial Internacional.

A este respecto, basta con asomar la cabeza por el interior para concluir que el carromato cumplió hace años su vida útil o, en todo caso, necesitaría un lavado de cara de padre y muy señor mío.

Pero el gran problema del punto limpio malaguita es que, en muchas ocasiones, es un punto de no retorno y que lo que en él se deposita con la mejor de las intenciones para que se recicle, experimenta lo mismo que muchos barcos en el Triángulo de las Bermudas. Es decir, que lo allí entregado desaparece antes de que el punto regrese a las dependencias municipales.

Eran las 14.15 horas y el punto limpio del Perchel contenía en su interior el tapón de una sola botella. Como pasa en otros rincones de Málaga el punto limpio móvil se ha convertido en un estupendo sitio de acopio de chatarreros.

Así que, además de jubilar el carromato o cambiarle chapa y pintura, el Ayuntamiento debería pensar un año de estos en colocarle vigilancia. Sin ella, seguirá siendo un sucio y desvencijado almacén para el prójimo y difícilmente cumplirá su función.

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