Crónicas de la ciudad
Cables kilométricos por toda la barriada de Girón
La rehabilitación de la barriada por la Junta hace veinte años no cayó en la necesidad de retirar las toneladas de cables que culebrean por las fachadas del barrio
Una de las consignas no escritas más populares de la política española es la de cambiar, siempre que se pueda y por un nombre más largo, cómo se designan los ministerios, consejerías y cualquier chiringo administrativo.
Como el cambio es constante el lío es mayúsculo, de ahí que muchos periodistas echen mano del nombre más comprensible para el lector, como Medio Ambiente o Urbanismo, en lugar del oficial de ese fugaz momento.
Repartidas por Girón, unos paneles de cerámica recuerdan que hace ahora 20 años, en 2002, la entonces Consejería de Obras Públicas y Transporte de la Junta (hoy, Consejería de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda) concluyó la rehabilitación de esta barriada.
Muchas de las cerca de mil viviendas que forman todo Girón tenían entonces problemas de humedad, quién sabe si un lejano eco de las huertas que aquí había antes de que a mitad de los 50 se levantara el barrio, como las de Pepín o los Naranjos.
Reparación de fachadas, cubiertas y bajantes... cuando la rehabilitación concluyó los vecinos cayeron en la cuenta de que la administración autonómica se había olvidado por el camino el encauzar por donde cupieran las toneladas de cables que, a modo de tétricas anacondas, culebreaban por las fachadas.
Y ahí siguen, veinte años después, tan kilométricas como el nombre de la actual Consejería de Presidencia, Interior, Diálogo Social y Simplificación Administrativa (no es broma) e incluso parecen haber aumentado su grosor, sin duda por la llegada de nuevo cablerío.
Está por ver, claro, si la acumulación de tanto cable lo podrán soportar ‘alcayatas’ instaladas hace cuatro generaciones. Será cuestión de no andar muy pegados a la pared ni aunque llueva.
Llaman la atención además estos zafios apaños tecnológicos en calles del barrio con nombres tan poéticos como Vicente Aleixandre, Jorge Guillén o Emilio Prados, este último, compartiendo acera con el vecino barrio de Las Delicias, en el que los cables tampoco conforman sociedad secreta alguna.
Los arqueólogos del futuro, cuando dentro de muchos siglos excaven la zona, puede que se topen con la huella serpenteante de esta maldición estética e incluso con algunos restos telefónicos o eléctricos. Será entonces cuando sacarán conclusiones del cutrerío que se estilaba en los siglos XIX al XXI.
A los vecinos de 2022 sólo les queda protestar en las más altas esferas, por ejemplo ante la sede del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Escuetos que son.
Suscríbete para seguir leyendo
- Una peluquería de Málaga responde a las críticas de un cliente: "En este salón no toleramos ningún tipo de discriminación
- Estas son las dos únicas heladerías de Málaga que aparecen en la Guía Repsol
- El barrio de la Térmica, ¿bastión de ‘indepes’?
- Taxi dejó su rastro judicial en Fuengirola y Rincón de la Victoria antes de desaparecer
- Desalojan un inmueble okupado por seis personas en los Baños del Carmen ante el riesgo de derrumbe
- Málaga avanza hacia las "viviendas transitorias": 10 años de alquiler con precios sociales
- Las lluvias de marzo ya dejan en los embalses casi 72 hectómetros
- Trabajadores de la empresa Bukit realizan una protesta laboral a la entrada del PTA de Málaga