Crónicas de la ciudad

El homenaje a Jorge Guillén en La Malagueta

En 1982 el antequerano Jesús Martínez Labrador, autor del monumento a Cánovas del Castillo, realizó esta obra, hoy en una suerte de ágora frente al mar

El busto a Jorge Guillén, este mes; una obra para el encuentro, la charla y a veces para la bebida en grupo.

El busto a Jorge Guillén, este mes; una obra para el encuentro, la charla y a veces para la bebida en grupo. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

El escultor antequerano Jesús Martínez Labrador, nacido en la ciudad del Torcal en 1950, cuenta con dos señaladas obras en Málaga. La primera de ellas, por cierto, estuvo un año arrinconada en un almacén municipal porque los ánimos estaban exaltados en los últimos tiempos del ‘generalato’ de Franco, de ahí que hasta el alcalde de la época, Cayetano Utrera, tuviera que calmar las aguas y asegurar que sólo se iba a homenajear a un ilustre hijo de Málaga, sin connotación política alguna. 

Monumento a Cánovas, delante de su avenida.

Monumento a Cánovas, delante de su avenida. / ARCINIEGA

Y eso que hablábamos del ilustre Antonio Cánovas del Castillo, sin sospecha de haber formado parte de facción maoísta alguna, y cuyo monumento escultórico se pudo inaugurar en la espesura del Parque el 9 de mayo de 1975. La rabiosa contemporaneidad de la obra no gustó a los amantes de la escultura grecorromana y no fue hasta varios alcaldes después que el gran benefactor de Málaga pudo presidir, a la vista de todos, la avenida que lleva su nombre desde una arbolada glorieta.

La polémica político-artística se aplacó del todo en 1982 con la siguiente obra del artista antequerano: el busto al poeta vallisoletano y vecino de La Malagueta Jorge Guillén

La ciudad de Málaga quiso homenajear al poeta de la Generación del 27 en su 90 aniversario con esta obra, también con tendencia a la peregrinación como la del estadista malagueño, puesto que, valga la paradoja, en los inicios estuvo al final del Paseo de la Farola. A raíz de las obras del Puerto, la escultura fue retirada hacia 2007 y enviada a la explanada de San Andrés a la espera de tiempos mejores. 

La tormenta de obras amainó y en 2015 fue recolocada delante de la residencia militar, en el tramo del paseo marítimo dedicado a Matías Prats y muy cerca de su antigua casa en el barrio.  

Detalle de la obra.

Detalle de la obra. / A.V.

El busto al autor de Cántico, su obra más famosa, está resguardada de vientos barriobajeros gracias a una suerte de parapeto rocoso con piedras del Puerto que quiere ser una suerte de ágora propicia al encuentro y la charla. El poeta, fallecido a los dos años de su homenaje escultórico, en 1984, mira al mar pero si los hados lo permiten también puede mirar y escuchar el batiburrillo de personas de todo pelaje que frecuentan esta parada artística. 

En 2017, este periódico se hacía eco del monumento, rodeado de basuras y botellas, evidencia de que algunos, antes que leer a Jorge Guillén, prefieren darle al bebercio en comandita. Por cierto que la lápida del gran don Jorge, en el Cementerio Inglés, pronto será ilegible del todo por el paso del tiempo. Mientras no pasen las botellas de mano en mano vamos bien. 

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