Mirando atrás

Cuevas de La Araña: 10 años de un BIC en precario

En 2013 y tras dos décadas de espera se declaró Bien de Interés Cultural el complejo arqueológico de La Araña, un tesoro de la Prehistoria que tiene el respaldo de los ‘padres’ de Atapuerca pero que sigue arrastrando muchas carencias y falta de apoyo institucional 

El arqueólogo Julián Ramos, esta semana en la Cueva del Humo, una de las muchas de este complejo.

El arqueólogo Julián Ramos, esta semana en la Cueva del Humo, una de las muchas de este complejo. / Alex Zea

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

«Aquí queda trabajo para generaciones», subraya Julián Ramos. El arqueólogo está sentado en la escalera metálica en la entrada de la Cueva del Humo, refugio milenario de preneandertales, neandertales y Homo sapiens asomado a la antigua carretera de Almería, en La Araña. 

Este pacense de 1950 criado en Málaga, ya estaba en 1976, con el apoyo del apoyo de Rafael Puertas, el director del Museo de Málaga, investigando el complejo de cuevas de La Araña aunque lo primero fue limpiarlas de todo lo que lanzaban los coches a su paso, escombros aparte: «Aquí no había más que basura y porquería, quizás mi único mérito fue saber que bajo esa basura había unos yacimientos fabulosos», destaca. 

47 años después, Julián Ramos, ya jubilado, continúa volcado en el complejo arqueológico de La Araña, declarado Bien de Interés Cultural en 2013, aunque con una extensión la mitad de lo que había propuesto, pero algo es algo. Se trata de un verdadero tesoro de la Prehistoria en terrenos del Ayuntamiento de Málaga y de la fábrica de cemento, con evidencias continuadas de presencia humana desde hace medio millón de años a nuestros días, como demuestran las cerca de 100.000 piezas arqueológicas excavadas, la mitad de ellas de la cultura material de los neandertales, entre ellas grabados que demuestran que conocían el pensamiento abstracto y el arte. 

Grabado realizado por neandertales, uno de los hallazgos del complejo.

Grabado realizado por neandertales, uno de los hallazgos del complejo. / Alex Zea

Juan Luis Arsuaga

Uno de los respaldos más importantes de este BIC es el que, de forma continuada, le expresan los ‘padres’ de Atapuerca, los codirectores del famoso yacimiento de Burgos, Juan Luis Arsuaga y Eudald Carbonell, que han visitado en numerosas ocasiones La Araña, conscientes de su importancia. 

«Arsuaga me dice que tenemos suerte porque él tiene que llevar a la gente a Atapuerca, mientras que aquí estamos al pie de la carretera, por donde pasan miles y miles de personas», indica Julián Ramos. 

Juan Luis Arsuaga, paleoantropólogo de Atapuerca, en una de sus muchas visitas a los yacimientos de La Araña

Juan Luis Arsuaga, paleoantropólogo de Atapuerca, en una de sus muchas visitas a los yacimientos de La Araña / Archivo Yacimientos de La Araña

Y sin embargo, cuando se cumplen diez años de la declaración de BIC de este complejo con más de 30 cuevas y una cantidad ingente por investigar, la tónica es la precariedad y la falta de apoyo institucional. 

Cuentan, eso sí, con un centro de interpretación municipal, un antiguo cuartel de la guardia civil, pero al otro lado de la autovía, junto a la Torre de las Palomas, pues aunque la Junta y el Ayuntamiento proyectaron en 2003 un centro de interpretación y otro de recepción de visitantes junto a los yacimientos, nunca se construyeron

Imagen del proyecto de centro de interpretación y de recepción de visitantes en 2003.

Imagen del proyecto de centro de interpretación y de recepción de visitantes en 2003. / La Opinión

En la actualidad, los yacimientos se preservan gracias a las cuotas de los socios de la Asociación Arqueológica Yacimientos de La Araña y a las visitas guiadas de tres o cuatro horas, a 10 euros la entrada (niños, a 8). Con esos ingresos pagan lo gastos que ocasiona el centro: el agua, la luz, el teléfono pero también la pintura si hay que señalizar algo. 

Pocos carteles y sin agua

La precariedad se aprecia, por ejemplo, en la escasez de carteles indicativos de este BIC del que hay muy pocos en la Península Ibérica y también en que visitantes que acuden de varios puntos de España no encuentren folletos en las oficinas de turismo. «Los folletos los hacemos nosotros, doblamos un folio y ahí andamos», cuenta el arqueólogo. 

Y algo que esperan solucionar es la falta de agua en el yacimiento, lo que también produce una merma en las visitas. «Es algo vital para nosotros porque los dos o tres grupos grandes que nos han visitado nos dicen lo mismo, que no pueden llevar allí autobuses porque manejan mucha gente mayor y no hay servicios».

Entrada a la Cueva del Humo.

Entrada a la Cueva del Humo. / Alex Zea

La falta de agua la han ido paliando con un aljibe de 10.000 litros de agua, pero ha dado al traste con media restauración medioambiental, realizada entre 2003 y 2011, aprovechando unos talleres de empleo municipales costeados con dinero de la UE. 

Como explica Julián Ramos, la restauración medioambiental consistió en recuperar, en tres zonas del área de 600 m2 de la entrada, especies de los pólenes encontrados en las excavaciones. Así, de la época de los neandertales explica que «los pólenes encontrados en la Bahía de Málaga nos dicen que había un clima más frío, en plena glaciación, pero tampoco era excesivo, porque hemos encontrado especies como los acebuches».

El arqueólogo Julián Ramos, esta semana, con la reproducción de un cráneo de neandertal y una piedra de sílex localizada en La Araña, empleada para hacer lascas.

El arqueólogo Julián Ramos, esta semana, con la reproducción de un cráneo de neandertal y una piedra de sílex localizada en La Araña, empleada para hacer lascas. / Alex Zea

Cuestión aparte es la faceta investigadora, en un yacimiento que ahora mismo tiene en marcha tres tesis doctorales. 

Como recuerda Julián Ramos, la última vez que contaron con un programa de investigación fue en 2011. «Siempre digo que hacemos más de bomberos que de investigadores, porque si corre peligro algo porque hay que hacer nosequé en la carretera, pues vamos a excavar». 

Y eso que detrás de este complejo arqueológico hay un equipo muy potente de investigación con más de 45 especialistas de universidades de toda España. «Restos humanos no tenemos, si no hemos excavado apenas», argumenta. Sí que cuentan con un caudal de industria lítica -miles de restos de tallas-, grabados, pinturas y con respecto a restos de comida, «como en ningún sitio: kilos y kilos de huesos, espinas de pescado, conchas, se nutrían del mar y de la caza», explica el arqueólogo.

El experto señala la recreación de una familia de preneandertales en una de las cuevas de La Araña, una estampa de más de 100.000 años de antigüedad.

El experto señala la recreación de una familia de preneandertales en una de las cuevas de La Araña, una estampa de más de 100.000 años de antigüedad. / Alex Zea

Para el máximo defensor y promotor de este complejo, en cuanto a riqueza arqueológica en la provincia de Málaga sólo hay un yacimiento parecido: la Cueva de Nerja

Julián Ramos detalla que han solicitado un proyecto general de investigación a la Junta de Andalucía. «Si lo conceden, iremos a zonas donde esperamos encontrar restos humanos». 

El arqueólogo extremeño, malagueño de adopción, ha visto en casi medio siglo cómo la zona a la que ha entregado su vida ha pasado de ser un basurero a convertirse en un Bien de Interés Cultural con un enorme potencial y mucho por investigar. 

A 10 años de ser declarado BIC -y cinco de una moción municipal de apoyo que quedó en nada- le gustaría que las instituciones apoyaran esta joya de la Prehistoria española como se merece.