Educación

El Prácticas Nº1, un colegio histórico preocupado por su patrimonio

 El colegio Prácticas Nº1, que fue convento de los jesuitas, Escuela Náutica, Escuela de Bellas Artes o Normal de Magisterio, está hoy más vivo que nunca y no para de ganar alumnado. Desde hace cuatro años, su preocupación por el patrimonio se ha convertido en herramienta educativa a través de un proyecto con el que también están difundiendo la historia del centro con actividades como recorridos turísticos

Visita teatralizada para dar a conocer los tesoros de este colegio como el ‘Palomar’.

Visita teatralizada para dar a conocer los tesoros de este colegio como el ‘Palomar’. / Alex Zea

Entrar al Colegio Prácticas nº 1 es pasear por más de 400 años de historia de Málaga. En el corazón de la ciudad sigue latiendo como institución educativa un edificio que ha sido convento y colegio de los jesuitas, Escuela de Náutica de San Telmo, Escuela de Bellas Artes y Escuela Normal de Magisterio.

Hoy es un colegio de Infantil y Primaria muy vivo, con unos 200 alumnos de 29 nacionalidades que están aprendiendo la historia y el patrimonio de la ciudad. Y lo hacen a través de un proyecto con el que también reclaman que se cuide más este edificio, declarado Bien de Interés Cultural en 2016 y que necesita importantes mejoras.

Cuando el equipo directivo encabezado por Natalia Reina entró hace cuatro años al Prácticas tuvo claro que un edificio de estas características no podía pasar inadvertido. Los «espacios educan» y en este caso, doblemente. No sólo con un uso original y metodologías innovadoras, sino aprovechando este patrimonio como herramienta educativa y motivadora.

Por ello, en estos últimos años han realizado numerosas actividades con el proyecto ‘Un cole con mucha historia’. Cada ciclo, desde Infantil a 6º de Primaria, estudia una etapa y todas están plasmadas en una línea del tiempo.

Por ejemplo, los pequeños realizan actividades plásticas relacionadas con la época del Prácticas como Escuela de Bellas Artes, aquel tiempo en el que el padre de Picasso, José Ruiz Blasco, seguramente dio clase en el llamado Palomar.

Natalia Reina y Paula Buján, coordinadora del proyecto de patrimonio, muestran la antigua aula de Dibujo al Natural con grandes ventanales y vistas a los tejados de la Málaga de los siglos XVIII y XIX.

Un espacio que ha estado años abandonado como almacén de todo tipo de enseres y que el colegio por fin consiguió que se desalojara y limpiara el verano pasado.

Sin embargo, como señalan, siguen sin poder usarlo porque no está en condiciones. «En el free tour a la gente le llamaba mucho la atención que no tuviera cristales», explican mientras ven impotentes como una paloma se cuela en la estancia.

La directora del Prácticas Nº1 se refiere a una de las actividades que se han realizado este curso en el marco de este proyecto: recorridos gratuitos y abiertos a todos los públicos para difundir la historia del colegio. El primero se llevó a cabo durante la Noche en Blanco y el segundo este pasado viernes. Los alumnos, ataviados de época, narran la historia del centro: la abogada y política Victoria Kent o Teresa Aspiazu, primera mujer concejala en Málaga y maestra de la Normal, van guiando a los visitantes.

Ambos personajes históricos junto a otras tres: Victoria Montiel, directora de la Normal; Suceso Luengo, maestra y defensora de la mujer, y Amalia Fernández García, directora y profesora del Prácticas, han sido reconocidas este curso con placas conmemorativas en distintos espacios del edificio.

Vídeos y teatro sobre la historia

Un proyecto de innovación de la Junta de Andalucía también les ha permitido realizar vídeos con los alumnos como protagonistas en los que contribuyen a construir el relato del centro. Además, a lo largo de estos cuatro años han montado una obra de teatro que se representó en La Caja Blanca y que volverá a las tablas al final de este curso.

En otra de las actividades, los alumnos salieron a la calle para preguntar a los comerciantes y hosteleros de la zona qué sabían de este centro educativo. Una manera de implicar a todo un barrio que quieren que no sólo sea para los turistas.

Incluso han llevado su proyecto a la Universidad de la mano de la catedrática de Historia de la Educación, Carmen Sanchidrián, junto a la que participarán en Milán, el próximo diciembre, en un congreso sobre patrimonio.

La UMA colabora igualmente con el Prácticas en la publicación de un cuadernillo manuscrito de Amalia Fernández García, que hizo sus prácticas en la Normal, y que Natalia Reina afirma que «toda persona que quiera hacer Magisterio debería leer». Es uno de los tesoros encontrados en este centro donde también se están recuperando muchos muebles y enseres antiguos.

Trabajo en común

Es un intenso trabajo que todos en el Prácticas defienden. En su condición de comunidad de aprendizaje, claustro, familias y alumnado colaboran para que este proyecto siga adelante.

Después de cuatro cursos aprendiendo sobre su historia, Natalia Reina destaca que «los niños ponen en valor el edificio, lo quieren y lo respetan. Pero nos sentimos un poco indefensos por parte de las administraciones».

La directora explica que están en conversaciones con la Junta de Andalucía para que se solucionen los problemas más graves, como las humedades que mantienen dos aulas clausuradas. Y recuerda que al ser un BIC cualquier obra necesita un informe de la Consejería de Cultura.

Cree que no haría falta desalojar el colegio para realizar las obras necesarias y propone que los arreglos se realicen poco a poco durante los periodos vacacionales.

Visita guiada de los alumnos del Colegio Prácticas nº1 para dar a conocer la riqueza del edificio

Otro momento del free tour el pasado viernes. / Álex Zea

Aumento de alumnos

«Nosotros estamos poniendo de nuestra parte, la matrícula aquí eran 150 niños y estamos ya en 200», detalla. Las clases han pasado de entre 12 y 15 alumnos a 25.

Entre los menores que habitan hoy el Prácticas Nº1 hay un gran número de refugiados políticos y otros niños con unas condiciones de vida complicadas, por lo que el colegio está catalogado como Centro de Compensatoria. Una situación que el equipo directivo también encaja en este proyecto de patrimonio. «Los niños aprenden identidad, lo ponen en valor y se sienten partícipes, aprenden a respetar y de donde viene la historia».

Su trabajo ha sido puesto de ejemplo como buenas prácticas en patrimonio y en otras áreas como igualdad. Además, este curso han recibido un importante reconocimiento por parte del Ministerio de Educación: el Premio de Bienestar Emocional en el Ámbito Educativo por su labor durante la pandemia.

Su objetivo es seguir realizando todas estas actividades mientras cuidan este emblemático edificio y mantienen viva la memoria de todos los que lo habitaron.

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