Un campo de fútbol con música de fondo

En mayo de 2014, La Opinión se hacía eco de los problemas que sufrían los vecinos de la calle Cañamaque Jiménez, junto al polideportivo de La Mosca, una vía que bautizaron como «la calle del infierno» por el trasiego constante de coches y el ruido que producía la propia actividad deportiva, lo que había causado la marcha de la calle de varias familias en busca de mayor tranquilidad. 

En ese reportaje, ninguno de los vecinos entrevistados quiso dar su identidad por miedo a represalias. Casi una década más tarde, los problemas de ruido continúan y también el deseo de permanecer en el anonimato. 

«Esto es muy pequeño, aquí nos conocemos todos», argumentaba hace unos días un vecino, que muestra a este diario un vídeo, tomado desde su casa al anochecer, con un ruido ensordecedor que provenía del campo de fútbol. 

«Se escucha de una forma exagerada, esto es todo los fines de semana y es agobiante porque hacen un ruido increíble», confiesa.

Las quejas por ruido, precisa este vecino, no tienen nada que ver con la actividad deportiva del pabellón, «algo que provoca molestias pero no puedes hacer nada» sino de lo que considera un uso inadecuado de la megafonía del campo de fútbol. 

Como argumenta, los altavoces en un campo de fútbol deben emplearse para dar información sobre los encuentros «o para avisar si un coche está mal aparcado», sin embargo, denuncia, los vecinos ven cómo también se emplea para poner música. «La policía me dice que usan un equipo de música y acercan el micrófono para que se escuche por la megafonía», detalla este vecino. 

Se trata de un problema que en un barrio construido en las colinas del entorno se escucha más cuanto más altas se encuentran las viviendas, dado que el sonido siempre asciende. «A nosotros no nos fastidia pero mi hermano, que vive un poco más para arriba, dice que es horroroso», comenta a este respecto una vecina.

«Esto es insostenible y ahora en el verano hay que cerrar las ventanas», lamenta el vecino anterior, que precisa que la megafonía emite unos sonidos muy agudos «y es un sonido malo, al no tener graves». 

Como explica, más de una vez ha avisado a la policía, «pero en cuanto llega el coche de la policía, la música se acaba». 

Por todas estas quejas, aprovecha para pedir al Ayuntamiento que controle más el funcionamiento del campo para que se prohíba este uso musical, que también se emplea entre los encuentros, señala. 

«Un sábado se tiraron hasta las 11.30 de la noche. Esto no es normal, el campo no es una discoteca de verano», critica. 

Respuesta del Ayuntamiento

El Ayuntamiento respondió ayer que tanto el nuevo equipo de Deporte como el distrito de Málaga Este, «conocedores de las quejas de los vecinos por exceso de ruido», trabajarán tanto con los vecinos como con la entidad deportiva «para encontrar una solución que aúne los intereses de los implicados».  

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