La calle más sinuosa, en la Cruz de Humilladero

Ya ha sobrepasado el siglo (cuenta con 101 años) la que está considerada la calle más sinuosa del mundo, presente en el libro de los Récords. 

Como muchos sabrán se trata de la calle Lombard en San Francisco, que ha multiplicado su fama gracias a grandes películas como ‘Vértigo’ o ‘¿Qué me pasa, doctor?’ y hoy es una atracción más de esta ciudad ‘en declive’, no sólo por sus marcadas cuestas, también por los despidos masivos de las empresas tecnológicas.

Cierto que sus ocho acentuadas curvas, hermoseadas con flores, no se las salta un galgo y que se ha convertido en una de las más famosas atracciones turísticas de Estados Unidos pero, salvando las distancias y las curvas, en Málaga contamos desde hace años con una calle parecida, aunque en este caso se encuentre en llano. Seguro que ni una sola vez ha asomado la cabeza en las ferias turísticas internacionales. Y eso que podríamos aprovechar también nuestras debilidades urbanísticas para fortalecer nuestra oferta, valga la contradicción.  

Porque esta calle se encuentra en el corazón de la Cruz de Humilladero, una parte de la ciudad que pese a que en los años 50 del siglo pasado, con la excepción del Paseo de los Tilos, tenía amplios terrenos de huertas para haberse expandido con cabeza, los responsables optaron por la canción más famosa de Sergio Dalma pues da la impresión de que muchos edificios ‘bailan pegados’ ante la escasez de zonas verdes y eso que el Ayuntamiento hace lo que puede y coloca árboles en los sitios más insospechados.

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En este contexto se entienden mejor las sinuosidades de la calle Juan Bárcena Mancheño, en la barriada de Santa Marta, que recuerda a quien fue alcalde de Málaga cuando Pablo Ruiz Picasso daba sus primeros pasos (lo fue entre 1884 y 1886).

La calle dedicada al alcalde comunica el Camino de San Rafael con la calle La Unión y siguiendo el espíritu de Sergio Dalma, está muy influenciada por cinco bloques emplazados ligeramente en diagonal, frente al otro lado de la calle, que parece trazado con una regla, donde se encontraba la cochera de Viajes Pullmantur. 

Para que en el espacio entre estas dos planificaciones urbanísticas tan dispares quepan coches y peatones y disminuya el riesgo de accidentes, las aceras de la parte recta se adaptaron a la sinuosidad de los bloques ‘oblicuos’ y por eso se forman siete curvas (los más optimistas hasta cuentan ocho), aderezadas con árboles. La asociación de vecinos de la Cruz de Humilladero informa amablemente de que la calle curvilínea se hizo en la época de Celia Villalobos.

La mayoría de los peatones, para no marear la perdiz, optan por la línea recta en mitad de la calzada, a tono con el cableado aéreo, que también toma el camino más corto. Lombard Street tiene ocho curvas, la versión malaguita una menos y unas curvas, eso sí, menos 'puñeteras'. Tomen nota las ferias turísticas.

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