Crónicas de la ciudad

Adoradores de los árboles en el Parque de Málaga

Uno o varios cenutrios la emprenden contra el tronco de un espectacular e inocente brachichiton situado junto al Paseo 

de los Curas

Detalle del ejemplar vandalizado, asomado al Paseo de los Curas.

Detalle del ejemplar vandalizado, asomado al Paseo de los Curas. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Heródoto fue el primer reportero de la Humanidad, como aseguraba el gran periodista polaco Ryszard Kapuscinski, gran admirador de este cronista del mundo antiguo, pero eso no quita que sus famosos libros de Historia estén perlados de rumores y leyendas, amén de una colección de criaturas fantásticas que ríase usted de ‘Tú sí que vales’. 

En todo caso, el griego demostró ser un contador de historias nato a quien ninguna inverosimilitud le echó para atrás. 

Lo cierto es que, en el siglo V antes de Cristo y siguientes el mundo era ancho y brumoso y personajes como Antoñita la fantástica habrían estado muy bien valorados. 

Por este motivo, el firmante no tendría ninguna duda de que, de aterrizar en la Málaga de nuestros días, proveniente del Más Allá, el famoso padre de la Historia habría sacado exóticas conclusiones. 

Espectacular copa del árbol.

Espectacular copa del árbol. / A.V.

De hecho, si estos días se hubiera dado una vuelta por el Paseo de los Curas habría concluido que los malagueños somos un pueblo próximo a las Columnas de Heracles en un estadio aún no muy desarrollado, pues a estas alturas del siglo XXI nos dedicamos a adorar a los árboles, como hacen algunas tribus perdidas, más cercanas a la Prehistoria que al ‘smartphone’. 

No le faltaría razón si junto al mencionado paseo se topara con un fastuoso ejemplar de Brachychiton acerifolia, también conocido como árbol de las llamas o árbol de fuego. Fastuoso, a pesar de que el árbol, de una especie originaria de la Tierra de la Reina, en Australia, exhibe en su castigado tronco varios trazos pictóricos que bien podían haberlo hecho aborígenes de esas latitudes, aunque lo más probable es que se trate de uno o varios melones autóctonos sin otra intención que la de ensuciarlo. 

Otro detalle del árbol.

Otro detalle del árbol. / A.V.

En realidad vandalizar un árbol es caer varios puestos en la evolución humana y sin embargo, algo habría despistado a nuestro cronista griego, hasta el punto de dar una interpretación religiosa a lo que simplemente es un cenutrio con espray. El motivo del despiste: el individuo en cuestión habría aprovechado uno de los salientes del tronco, que recuerda a un ojo, para pintar a su alrededor un triángulo, con lo que en la corteza del árbol tendríamos el símbolo de Dios

No es el primer bruto que ataca un árbol en Málaga. Si nadie le ha puesto remedio y como ya informó esta sección, en los Jardines de Alfonso Canales el famoso Barrilito, un árbol que es un hermosísimo portento botánico, también fue ‘decorado’ por algún iluminado.

Muchos de los pueblos descritos por Heródoto nunca existieron. Nuestros merluzos de la Bahía, por descontado que sí. 

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