Crónicas de la ciudad
Un Ayuntamiento falto de ‘sonotone’ en el Centro
En la reforma de las plazas de San Pedro Alcántara y el Teatro nuestro Consistorio ha hecho oídos sordos a los vecinos, que ahora padecen ruidos día y noche
Basta pasar 10 minutos en la plaza de San Pedro Alcántara para apreciar la distancia sideral entre la cruda realidad y los programas electorales. En el último de las municipales, los populares subrayaban el compromiso por favorecer el contacto entre «la Administración Pública y la ciudadanía a través de una comunicación directa y constante que favorezca su participación y colaboración».
Lástima que en la reforma de las plazas de San Pedro Alcántara y del Teatro no se hicieran realidad las hermosas palabras anteriores y, en su lugar, el Ayuntamiento, para variar, haya hecho oídos sordos a los sufridos vecinos del Centro, que ahora tienen que soportar que en una placita tan minúscula como la de San Pedro Alcántara se haya instalado una gran tarima de madera y un espacio de juegos infantiles... musicales.
De nada ha servido la «comunicación directa y constante» entre la Asociación de Vecinos Centro Antiguo y los técnicos de nuestro Consistorio, excelentes teóricos de la reforma urbana a los que la puesta en práctica de sus propuestas a veces les deja a los pies de los caballos.
Los vecinos del Centro intentaron por todos los medios esa «comunicación directa y constante» en forma de alegaciones, haciendo ver a la Gerencia de Urbanismo que era un disparate poner una zona de juegos musicales en una plaza tan chica, por el riesgo de que los gamberros se pusieran a tocar a las tantas y avisaban de que la tarima de madera se iba a convertir, por obra y gracia de las criaturas nocturnas, en un improvisado tablao flamenco.
Por descontado, lamentan los vecinos, estos dos augurios se han cumplido ya y en Málaga vuelve a ocurrir lo de siempre: en esta ciudad contamos con un número ingente de teóricos absolutamente faltos de paseos, amén de capacidad de autocrítica.
Cuando la Asociación de Vecinos Centro Antiguo planteó sus quejas a la Gerencia de Urbanismo y advirtió de las ‘ruidosas insensateces’ que traería la obra, se limitaron a colocar forros de fieltro en dos mazas, para aminorar los golpetazos y a eliminar el asiento corrido de uno de los ficus. La tarima, el otro asiento y los ‘cencerros musicales’ siguen a pleno rendimiento.
Como decía un vecino a este periódico, el Ayuntamiento debería recordar que es «un servidor público y que tiene que estar al servicio de la población». Sin embargo, da la impresión de que cada vez está más al servicio de la población flotante de turistas y cruceristas.
Nuestro Consistorio necesita, cuanto antes, un metafórico ‘sonotone’ para volver a escuchar a los ninguneados ‘supervivientes’ del Centro Histórico. Ánimo.
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