Memorias de Málaga

La cosa está chunga

Cuando en Málaga, en lenguaje coloquial, se asegura que «la cosa está chunga» es que la cosa está mal. ¿Está la cosa chunga?, aquí va un listado de evidencias a favor pero también en contra.

Colas de viajeros en el aeropuerto de Málaga, el pasado mes de julio.

Colas de viajeros en el aeropuerto de Málaga, el pasado mes de julio. / Gregorio Marrero

Guillermo Jiménez Smerdou

Guillermo Jiménez Smerdou

Está chunga porque no hay viviendas a precios asequibles para una gran mayoría de ciudadanos; está chunga porque el precio de la energía eléctrica (vulgo, luz), sube cuando menos se espera y, coincidiendo con el verano, suben también la gasolina, el gasoil, el azúcar, gas, bombona de butano y, para acabarlo de arreglar, los aceites de oliva y de los otros, el tomate, el pescado fresco y congelado, el arroz, el perejil y las pipas de girasol.

La cosa está chunga porque no llueve en Málaga y los pantanos cada vez tienen menos agua; el número de parados sigue siendo alto y hay familias en las que todos los miembros en edad de trabajar están en paro; las hipotecas cada vez están más caras, el euríbor disloca las hipotecas y miles de personas se las ven y desean para hacer frente al inesperado alza.

Además, las calles están sucias porque los barrenderos trabajan poco o los malagueños practicamos el deporte no federado de arrojarlo todo a la vía pública, incluidas las mascarillas que tuvimos que llevar; cada vez hay menos niños porque las mujeres en edad de procrear apenas pueden compaginar el trabajo con la cría de los rorros; aumentan las poblaciones de perros y gatos; aumenta el número de suicidios; se suceden las denuncias por malos tratos y de mujeres que son asesinadas por sus maridos o compañeros sentimentales (¡vaya sentimientos!).

Las televisiones justifican la subida de los precios de todo con el añadido de que en el resto de Europa la subidas son mayores, pero no dicen que el salario medio en esos países es muy superior al de los españoles.

La cosa está chunga porque cada vez emigran más médicos, matemáticos, enfermeros, ingenieros…, formados en nuestra Universidad, bien por falta de puestos de trabajos fijos o bien porque a la hora de concertar las condiciones económicas las empresas son cicateras y no valoran a profesionales que han estado años formándose.

La cosa está chunga porque cada día hay más robos de carteras, de automóviles, motos, bicicletas, quema de automóviles y contenedores, relojes de alta gama… Muchos de los delincuentes son reincidentes, o sea, que entran y salen de las comisarías y cárceles un rato después.

Muchas familias tienen que acudir a comedores sociales, Cruz Roja, oenegés... para buscar algo tan vital como es la comida.

Como ya hemos dicho, la cosa está tan chunga porque no llueve, la foto más repetida en los medios de comunicación es la del pantano de la Viñuela.

Está todo tan chungo que, en lugar de tomarme un vaso de agua mineral con gas, acudo al grifo que me proporciona el agua de Emasa.

Aparatos de aire acondicionado en la fachada del Hospital Noble.

Aparatos de aire acondicionado en la fachada del Hospital Noble. / A. V.

¿Está todo tan chungo?

Después del repaso de la situación, al día siguiente, que me levanté contento quizá por estar vivo, volví a pensar en el panorama tan negro que nos invade, y volví sobre el tema.

Al enchufar la radio para enterarme de las últimas noticias, la primera fue un impacto de optimismo: entre los días 28 de julio y 1 de agosto, el aeropuerto de Málaga registra más de dos mil vuelos; que en el larguísimo puente de mediodía del viernes 11 de agosto al 15 de agosto, otros dos mil y pico vuelos, españoles viajan a Australia, Nueva Zelanda, Japón, Nueva York, Orlando, Cataratas del Niágara, Egipto, Alemania, Fiordos Noruegos, Islandia, Hawai, la Polinesia y Acapulco para pasar las vacaciones en lugar de hacerlo a Salamanca, Toledo, Palencia y otros cientos de escenarios que visitan y dejan boquiabiertos a los extranjeros que nos visitan.

Los festivales de música, a cargo de figuras del rock, el heavy metal y otros ritmos ruidosos a todo trapo, originarios de Inglaterra y Estados Unidos, reúnen a cientos de malagueños que asisten en masa para oír de pie y de lejos a los descamisados (¿famosos?) y pagan entradas adquiridas en las reventas al doble de su precio. Parece que la cosa no está tan chunga.

Cada día van a la basura toneladas de sobras de alimentos no consumidos. Los chiringuitos y restaurantes de la playa están a tope los fines de semana, y con motivo de la Feria, que llegó a ser anunciada como «La feria del Sur de Europa», la ciudad se queda chica para tantas aglomeraciones, porque a los nativos se suman los foráneos.

Se buscan espeteros, cortadores de jamón, cocineros, camareros, limpiadoras… y en el paro hay muchos y muchas que no acuden a esas demandas porque las condiciones de trabajo son leoninas: poco dinero, jornadas interminables e incluso maltrato por parte de los explotadores.

Las peticiones de licencia para construir hoteles y torres de treinta o cuarenta plantas están en lista de espera.

Sube todo, hasta los ascensores, y para paliar el calor recurrimos al aire acondicionado, ventiladores… los abanicos se reservan para las fotos típicas. Hasta se han instalado en las casetas de la Feria aparatos de aire acondicionado para poder degustar el jamón con Cartojal sin sudor.

Los pisos en Málaga están por las nubes.

Los pisos en Málaga están por las nubes. / Arciniega

La venta de automóviles aumenta, los jóvenes utilizan patinetes para cualquier desplazamiento (andar cansa), las carreteras nacionales, provinciales y comarcales se saturan de vehículos de todas las cilindradas…

Los chiringuitos de toda la vida en las playas de la capital y provincias se convierten en restaurantes de lujo.

Hay colas para adquirir un piso o apartamento en cualquiera de las torres terminadas de construir o en fase burocrática…, que es lo único que va a su ritmo de balada, sin bulla…

Y como la cosa no parece que esté chunga, una inyección de optimismo me devuelve a ¿la realidad?. En mis sueños, para festejarlo, me acerco al mueble-bar de donde extraigo una botella de Whisky Macallan de 14 años (650 euros la botella), vierto una cantidad discreta y del frigorífico saco unos cubitos de hielo de un agua purísima del Himalaya. El bienestar invita al despilfarro.

Y las radios siguen informando: 9 millones de desplazamientos este fin de semana, en el próximo se batirán los récords del año pasado, cien mil personas se concentran en Madrid o Barcelona para un concierto, los clubes de la Primera División contratan futbolistas pagando dos, ocho o veinte millones de euros por temporada, los estadios aumentan el aforo… No, la cosa no está chunga… de momento.