Literatura

Nace una saga policiaca de sabor italiano

El historiador y cofrade Andrés Camino publica ‘El asesinato del archivero del Vaticano’, primer caso de su personaje Marcello Romano

Andrés Camino, ayer en la Agrupación de Cofradías con su primera novela policiaca.

Andrés Camino, ayer en la Agrupación de Cofradías con su primera novela policiaca. / ÁLEX ZEA

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

En realidad, esta historia comienza en Roma en el año 90. Fue la primera vez que Andrés Camino (Málaga, 1964) visitaba la antigua capital del mundo. «Pero era verano, había muchos turistas y me llevé muy mala impresión», reconoce.

Todo cambió en noviembre de 2006, cuando este reconocido historiador y cofrade regresó a Roma -sin calor y con menos turistas- para visitar por trabajo el Archivo Vaticano. «Me gustó tanto que me quedé enganchado a la ciudad y desde entonces voy dos o tres veces al año», confiesa. Gran conocedor de Roma, que ha visitado más de una treintena de veces, el siguiente paso fue aprender italiano en la Escuela de Idiomas.

La llegada de la pandemia en 2020 hizo que el director de la revista ‘La Saeta’ simultaneara durante el confinamiento varios proyectos de investigación, entre ellos su estudio sobre el obispo San Manuel González -que obtendría el Premio Málaga de Investigación-, un libro sobre la Expiración, otro sobre su hermano mayor Enrique Navarro... «Estaba tan saturado que me dije: necesito evadirme, que mi mente vuele y qué mejor ciudad que Roma», cuenta.

De esta manera, los siguientes tres años fue dando forma a ‘El primer caso de Marcello Romano. El asesinato del archivero del Vaticano’ (Ediciones del Genal), una novela policiaca ambientada en Roma, Nápoles y Florencia que fue presentada el mes pasado en el Tercer Piso de Proteo por el escritor e investigador Fernando Alonso.

Andrés Camino y Fernando Alonso, en Proteo. | LA OPINIÓN

Andrés Camino y Fernando Alonso, en Proteo. / L.O.

Como explica su autor, el asesinato del archivero Massimo Olivetti pone en marcha las investigaciones del inspector jefe Carlo Buonafortuna, pero también las pesquisas del mencionado Marcello Romano, ayudante del archivero, que irá tras la pista del expediente sobre el proceso inquisitorial de Galileo Galilei, que ha desaparecido.

El nombre de este ayudante, explica el autor, es un recuerdo a Marcello Mastroianni. En cuanto al apellido, además de gentilicio de los nacidos en Roma, «en 1682 en la Hermandad de la Santa Caridad de Málaga había un secretario Romano», recuerda.

Para el argumento de este primer caso de su investigador archivero, Andrés Camino cuenta que se ha informado tanto de la actualidad italiana como de las cuestiones procedimentales de la policía y algo que ha disfrutado ha sido conocer in situ los sitios que describe en su novela. «Me gusta ir a investigar, a ver una calle o un edificio para tomar nota, como hizo el pintor Gisbert cuando visitó Málaga para pintar el cuadro de los fusilamientos de Torrijos».

Aunque reconoce que le ha supuesto todo un reto pasar de autor de ensayos a novelista, por la dificultad de «encajar las piezas para que no haya ningún cabo suelto», el esfuerzo le ha merecido la pena y de hecho, ya se ha vendido la primera edición de esta saga que acaba de nacer.

Tendrá seguro una continuación porque Andrés Camino ya ha embarcado a Marcello Romano en una nueva novela con el Arca de la Alianza de fondo. Ahora bien, no se pone fecha porque el objetivo cuando se convierte en novelista sigue siendo «disfrutar».

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