Economía

El cierre de oficinas bancarias se frena tras desaparecer el 60% de la red que llegó a tener Málaga

Las entidades financieras han clausurado 830 sucursales desde 2008, cuando se alcanzó un máximo de 1.400 

El Colegio de Economistas cree que el «gran ajuste» ya está realizado y dice que la bajada ahora será más gradual 

El 40% de municipios de la provincia no tiene oficina

Una persona saca dinero de un cajero automático en una oficina bancaria en Málaga.

Una persona saca dinero de un cajero automático en una oficina bancaria en Málaga. / L. O.

José Vicente Rodríguez

José Vicente Rodríguez

El parque de oficinas bancarias de la provincia de Málaga, tras años de vertiginosa reducción debido al proceso de reducción de estructuras y ahorro de costes que han venido aplicando los bancos, parece estar encontrando  al fin su suelo. El número actual de oficinas financieras en Málaga (577 a cierre de 2023) está en su nivel más bajo desde el año 1980, después de que las entidades hayan clausurado el 60% de las oficinas que llegó a haber desplegadas por la provincia. Este recorte coincide también con una época donde el uso de las nuevas tecnologías por parte de los usuarios ha reducido el flujo de operaciones que se venían realizando en otros tiempos en las sucursales.

El parque máximo de la red bancaria se alcanzó en 2008, justo antes de que estallara la crisis económica y financiera mundial con la quiebra de Lehman Brothers, cuando se superaron las 1.400. Se han cerrado así 830 sucursales en 15 años.

Eso sí, los últimos datos publicados estos días por el Banco de España revelan que el número de oficinas baja ya de forma muy lenta, lo que revela que el ajuste de red podría estar ya estabilizándose. En los últimos doce meses, la cifra ha bajado en sólo 14, cuando durante los ejercicios anteriores el ritmo anual de clausuras había estado entre las 40 y las 100. De hecho, el último trimestre del año ha mostrado incluso un ligerísimo repunte, algo que se veía desde hace mucho tiempo.

«El cierre de oficinas tendrá un límite porque la banca comercial, aunque sea por cuestiones de imagen, debe siempre ofrecer una presencia física», apunta a este periódico el decano del Colegio de Economistas de Málaga, Manuel Méndez, que piensa sobre todo en ese perfil de cliente de más edad, que no está tan habituado al uso de las nuevas tecnologías. En todo caso, Méndez cree que la tendencia a la contracción del parque de oficinas continuará, aunque ya a menor ritmo que en años anteriores.

«Los clientes más jóvenes es raro que pisen una oficina, por lo que los bancos saben que pueden ser más eficientes con menos sucursales, dejando estos espacios únicamente para esa tipología de clientes más mayor o para la contratación de determinados productos. No pasa sólo en España, en el resto del mundo, el número de sucursales también baja», señala. El sector financiero, en este caso, se mueve en un «difícil equilibrio» entre la búsqueda de la mayor rentabilidad y la garantía de accesibilidad del servicio que ofrecen al ciudadano.

Agentes financieros

Las clausuras han ido afectando a las oficinas de menos clientes y que reunían un menor volumen de negocio, situadas en muchos casos en pueblos de pequeño tamaño. Cuando cierran las oficinas, las entidades optan en algunas localidades por dejar cajero o, en otros casos, recurren a agentes financieros (personas externas a la entidad que se encargan de ofrecer un servicio operativo básico) o al uso de oficinas móviles (vehículos que recorren los pueblos cada semana). Las patronales bancarias AEB, CECA y Unacc también están firmando acuerdos con Correos para, en los próximos años, garantizar que todas las personas tengan acceso al dinero en efectivo con la red de carteros rurales.

El vicedecano del colegio y presidente de la Comisión Financiera del Consejo General, Antonio Pedraza, afirma que el «gran ajuste» del parque de oficinas bancarias podría estar ya completado con lo que las reducciones de sucursales a partir de ahora se harían de forma «más gradual».

«Podría decirse que hay ya una estabilización porque el estrechamiento de oficinas en la última década ha sido salvaje, sobre todo en lo que afecta a los pueblos. Sin embargo, es posible que todavía haya margen de ajuste en las zonas urbanas para optimizar la red», comenta.

Pedraza afirma que tanto el cajero como la figura del agente financiero se están convirtiendo «en unas manos alargadas» de las entidades financieras con la que consiguen ofrecer los mismos servicios antes ofrecían la sucursales pero a menor coste.

Este experto destaca también que aún está por ver el impacto que tendrá la aplicación de la Inteligencia Artificial en el ámbito financiero, que podría incidir también en la forma en que las entidades financieras realizan su operativa con los clientes.

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Un cajero automático. / L. O.

Temor de «exclusión financiera»

Las clausuras por parte de los bancos, pese a que puedan tener una justificación económica y operativa, generan muchísima inquietud a nivel social por el riesgo de que los clientes de mayor edad y situados en el ámbito rural, menos habituados a realizar sus gestiones por internet, puedan verse expuestos a lo que se denomina «exclusión financiera».

El Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) detalló en su momento, en su «Informe sobre Inclusión Financiera en España», que un total de 45.425 malagueños residentes en 40 localidades de Málaga no cuentan ya con oficina bancaria en su término municipal.

Estos municipios, que representan casi el 40% del total de 103 que tiene Málaga, son en general de perfil rural y con un porcentaje mayoritario de población mayor de 65 años. Se trata de pueblos pequeños (la mayoría no llega a los 1.000 habitantes), con lo que el porcentaje de población afectada por este fenómeno es todavía reducido (sólo un 2,7% de los casi 1,7 millones de personas que viven en Málaga).

Sin embargo, es constatable el salto en relación al anterior informe del IVIE, de final de 2019: por aquel entonces eran 29 las localidades sin oficinas y 29.300 los malagueños afectados.

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