Se la conoce como la ´muerte dulce´. Las intoxicaciones por monóxido de carbono son inherentes a la época invernal, tal y como demuestran las muertes por esta causa registradas esta misma semana en Madrid y Cataluña. Y es que, si el afectado ignora lo que ocurre, simplemente se quedará dormido y no volverá a despertar, de ahí que se dé a estos incidentes el sobrenombre de ´muerte dulce´.

Cuando las temperaturas caen son muchos los que recuerdan el brasero, la chimenea o una estufa antigua a la que nadie ha echado cuentas durante meses. Es por ello que estos accidentes tienen una marcada estacionalidad, muy relacionada con días fríos como los que estamos viviendo. Así lo confirman los responsables de los servicios de urgencia de los hospitales Virgen de la Victoria y Carlos Haya de Málaga, Antonia Estecha y Guillermo Quesada.

Afortunadamente los ingresos por esta circunstancias en Málaga son "escasos". A lo sumo cada hospital recibe al año do o tres casos, muchos de ellos, reconoce Estecha, relacionados con el turismo rural o el uso de anticuados sistemas de calefacción, ya que las modernas instalaciones de gas natural son "muy seguras y casi no provocan incidencias pues, entre otros aspectos, el riesgo de toxicidad es menor", explica Estecha.

El monóxido de carbono es un gas sin olor, ni sabor, que no origina irritación, de manera que pasa desapercibido. De ahí el riesgo de intoxicación y muerte.

El gas se libera con la combustión del butano, propano, queroseno, gasolina, carbón, petróleo y madera. Así pues, chimeneas, calderas, calentadores de agua, braseros, estufas de gas y hornillos de cocina pueden propiciar fugas y accidentes. Como también pueden hacerlo los incendios, los automóviles y la maquinaria con motor de petróleo usados en espacios cerrados o con poca ventilación.

Las causas. Se estima que entre 2000 y 2005 fallecieron en España 89 personas debido al monóxido de carbono y en Estados Unidos es la principal causa de muerte accidental. "El problema de estos accidentes es que se produzcan durante el sueño, cuando es imposible detectar que algo anda mal. Eso origina la mayoría de fallecimientos, ya que el tiempo de reacción en estos casos es muy importante", apunta el responsable de las urgencias en Carlos Haya, Guillermo Quesada.

Las intoxicaciones por monóxido cursan con síntomas inespecíficos que pueden salvar la vida de quienes los sienten: cefaleas, vómitos, trastornos visuales, desorientación y dificultad respiratoria son los primeros; le siguen confusión, irritación, debilidad e la inmovilidad -ésta última especialmente peligrosa- y finalmente convulsiones y el coma.

Los expertos señalan que una persona expuesta a un ambiente contaminado por apenas 600 partes por millón de monóxido puede fallecer en el plazo de tres horas. La entrada en coma es especialmente peligrosa pues, además de la muerte -el 30% de los intoxicados que entran en coma fallecen-, puede provocar secuelas neurológicas irreversibles.

Proceso y tratamiento. ¿Pero cómo y por qué surge esta intoxicación? La doctora Estecha señala que el problema es que el monóxido y el oxígeno se desplazan el uno al otro. Cuando se inhala el gas éste se combina con la hemoglobina de la sangre. Habitualmente la hemoglobina va unida al oxígeno para transportarlo por todo el cuerpo, pero el monóxido de carbono (CO) se une a la hemoglobina de una forma hasta 250 veces más fácil que el oxígeno y genera carboxihemoglobina, la cual es 200 veces más difícil de separar que el compuesto que forman hemoglobina y oxígeno. A consecuencia de todo ello sobreviene la hipoxia o disminución del nivel de oxígeno en la sangre y tejidos, que fallecen por falta de oxígeno y exceso de monóxido.

Estecha indica que el tratamiento para los pacientes en caso de coma es la ventilación asistida, pero si éstos mantienen la consciencia se les trata con oxígeno puro (el aire que respiramos contiene un 20%), lo que permite su recuperación en unas dos horas. A su vez, el doctor Quesada señala que la recuperación del paciente en una cámara hipervárica (oxígeno a una presión tres veces superior a la atmosférica) es cuestión de minutos.