«¡Mira!, es el entrenador del Real Madrid», le decía una mujer a su marido ayer en la terminal del aeropuerto Pablo Ruiz Picasso mientras Manuel Pellegrini, ajeno a las miradas y los comentarios de los curiosos, paseaba con su maletín camino de la puerta de embarque. La imagen se repite nada más aterrizar el vuelo chárter en Alicante. Ahora es un niño el que avisa a su hermano. «¡Mira!, el del Madrid. ¿Nos hacemos una foto con él?».

El técnico chileno lleva más de un mes con un escudo del Málaga CF de considerables dimensiones sobre su pecho izquierdo, pero su pasado merengue sigue atrapándole, por lo menos de cara a los demás. Lo que está claro es que el ´Ingeniero´ es –y será salvo desmadre económico del club en el próximo mes– la gran estrella de este nuevo Málaga CF. Duda estuvo en el Mundial de Sudáfrica compartiendo vestuario con Cristiano Ronaldo, Rondón es el Pichichi del equipo, Arnau tiene pasado ´culé´, Gámez ha sido objeto de deseo de muchos clubes importantes españoles y extranjeros en los últimos años, Eliseu marcó el gol de la jornada el pasado fin de semana... Les da lo mismo a todos. El que se lleva todos las miradas es él, Don Manuel.

El equipo llegó a última hora de la tarde de ayer a Alicante. No sé si ganará o no hoy, pero que los jugadores albicelestes no estarán cansados del viaje se lo puedo asegurar. Lo que cualquier otra temporada hubiera sido una tortura de 6 ó 7 horas en autobús, o un desplazamiento en avión con escala en Madrid de no menos de 3 ó 4, se convirtió ayer en un vuelo chárter Málaga-Alicante de poco más de 40 minutos. Un lujo que hay que agradecer a los nuevos dueños del Málaga, empeñados en hacer más fácil el día a día de un equipo que debe comenzar ya a responder sobre la hierba a tanta atención de sus propietarios.

Equilibrio. Es la palabra mágica. La piedra filosofal a partir de la cual se puede comenzar a crecer. Así lo cree el míster y así se lo ha transmitido a sus chicos. El margen de mejora es amplio y el Rico Pérez puede ser un buen punto de partida para el ascenso en la tabla.

El Málaga de Pellegrini se ha hecho fuerte en casa. Cuenta sus partidos por victorias desde que el chileno sienta sus posaderas en el banquillo de Martiricos. El problema es cuando hay que hacer la maleta. Entonces, todo son problemas. Ni victorias ni buen juego. Ni puntos ni buena imagen. Es evidente que cuando el equipo logre equilibrar resultados y fútbol, en casa y fuera, todo estará solucionado.

En lo estrictamente deportivo, la gran noticia del día de ayer fue la convocatoria de Hélder Rosario. El central portugués no se sentía jugador de Primera División desde la última jornada de la Liga pasada. Sus continuos problemas físicos le han impedido debutar. Desde ayer, por lo menos, es uno más. Eso sí, Pellegrini ha viajado con 19 futbolistas hasta Alicante, por lo que deberá hacer un descarte hoy antes del partido.

Si no hay cambio de planes, el mismo once que goleó al Racing hace siete días puede ser esta tarde el de la partida ante un Hércules con nombres de caché como Trezeguet, Valdez o Drenthe. El rival se ha mostrado muy irregular en lo que va de temporada y ver qué cara presenta hoy es la gran duda antes de que el balón eche a rodar.

Repetir el 0-0 de la Copa del Rey sería un mal menor. Sumar los tres puntos supondría un despegue que sonaría a casi definitivo en la clasificación. ¿Perder?... no entra en los planes. Ni en los de los jugadores ni en los de Pellegrini ni en los del jeque, que lo verá por la tele desde su mansión qatarí.