Fernando Hierro aterrizó en el Málaga el pasado verano. Llegaba de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) con un Mundial y una Eurocopa bajo el brazo, pero sobre todo con una imagen casi inmejorable a nivel internacional. El veleño, ex capitán de la selección española y del Real Madrid llegaba por fin en el Málaga CF tras el episodio lleno de sombras de cuando él sólo era un juvenil. Pero ahora lo hacía para ocupar el cargo de flamante mánager general del nuevo Málaga CF de Al-Thani.

La figura de Hierro en los primeros meses en Martiricos parecía lejana y casi decorativa. Pero pronto se puso en manos de José Carlos Pérez, exconsejero consultivo del club y auténtico hombre fuerte en Málaga del club para ponerse al día en cada una de las funciones de la entidad blanquiazul. Casi sin darse cuenta, Hierro había ganado mucho peso en Martiricos y era la mano derecha de José Carlos Pérez, al que incluso acompañaba en sus reuniones en Catar con el jeque.

Con el fallecimiento del dirigente, el pasado mes de febrero, Hierro asumió todos los galones de la entidad y el hueco dejado por el consejero. Quizás fue antes de lo esperado y quizás no eran sus competencias en un principio, pero la orfandad a la que se enfrentaba el Málaga dejó al veleño como hombre fuerte en el día a día. Desde entonces, la agenda de Fernando Hierro ha sido ajetreada y ha tenido que lidiar con todos los enredos en los que el Málaga ha estado envuelto, que no han sido pocos.

Su mano en la Federación y su impecable figura en el mundo del fútbol han servido para ganar tiempo en el Málaga. Primero con las primeras denuncias por impagos, que llegaron de mano del Villarreal de Osasuna y más tarde con la del Hamburgo. Pese a que ambas coincidieron en tiempo y fecha con el empeoramiento de José Carlos Pérez, Hierro comenzó a tomar las riendas con convicción.

El propio exfutbolista, hombre de fútbol y conocedor de cómo funciona un vestuario acudió en más de una ocasión al «santuario» de los jugadores. Con ellos conversó y aplacó los ánimos de los más «rebeldes» que exigían acciones drásticas por los retrasos en las nóminas. Su buen hacer, avalado por su figura, evitó males mayores hasta el final de la temporada.

Incluso en la cuenta atrás por lograr la Licencia UEFA, su juego entre bambalinas ha sido decisivo. Atado de pies y manos económicamente, supo convencer a tiempo al jeque para que ejerciera otra importante inversión y así saldar las deudas necesarias. Pero parece que aún no lo ha convencido del proyecto de futuro que tiene ser el Málaga CF.