«Un trofeo Zamora, asciende. A veces, un Pichichi no asciende. Para nosotros es importante dejar la portería a cero y mantener una regularidad, ése es nuestro objetivo y la principal batalla que tenemos que conseguir». La frase, pronunciada por Juan Ramón López Muñiz en sala de prensa el pasado viernes por la noche tras vencer al Alcorcón por un solitario gol de Gustavo Blanco, es una declaración de intenciones del técnico asturiano, una hoja de ruta a seguir esta temporada en el Málaga CF o el mismísimo Santo Grial para alcanzar el ascenso a la Liga Santander. Porque la realidad, los números, no están del todo de acuerdo con el técnico malaguista y en las últimas cinco temporadas han ascendido más equipos que han acabado como máximos goleadores del curso que conjuntos que han sido los menos goleados.

No le falta razón a Muñiz cuando defiende que son más válidos los goles que no encajas que los que marcas. El preparador malaguista consiguió ascender hace dos temporadas con el Levante, que sólo encajó 32 goles y que fue el segundo menos goleado del curso, por detrás del Reus, con 29 goles. Pero es que también fue el segundo más goleador esa campaña con 57 tantos, por detrás del Girona (65), que también ascendió.

Lo cierto es que en los últimos cinco años, sólo Sporting de Gijón en la 14/15 y el Eibar en la 13/14 acabaron el curso como los menos goleados y ascendieron. Cádiz, Reus y Girona han sido los tres últimos «Zamora» de la Liga 123 y han repetido categoría.

En cuanto a goles marcados, Valladolid subió el curso pasado con 69 goles a favor, Girona lo hizo el anterior con 65, Leganés en la 15/16 con 59, y el Betis con 73 goles hace cuatro campañas. Todos ellos subieron ese curso y sólo el Sporting, en la 13/14, fue el más goleador (63 goles) y no ascendió.

La cuestión es que en el equilibrio está el éxito. Y Muñiz pretende construir primero la casa por los cimientos. El técnico asturiano ha inculcado a su plantilla unos axiomas defensivos que hacía tiempo que no se veían por Martiricos. Y fruto de ello sólo ha encajado un gol en dos partidos y a raíz de un fallo propio.

El Málaga, aparentemente, defiende bien. Incluso mejor que en épocas pasadas. Y a partir de la defensa y el control pretende Muñiz que crezca el equipo.

A falta de un delantero con capacidad para aglutinar la mayoría de los goles blanquiazules, el Málaga tiene que repartir su caudal ofensivo en varios jugadores. De ahí que la principal virtud de este Málaga sea la defensa y no el ataque. Un camino recto y de momento válido para encontrar la senda del triunfo y también, podría ser, del ascenso.