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Larga semana con un ojo en los rivales y otro en la enfermería

En la vuelta a los entrenamientos de ayer, Jozabed y Mejías empezaron a incorporarse a la dinámica de trabajo grupal

Jozabed, con una férula, durante el entrenamiento grupal de ayer en el Anexo de La Rosaleda

Jozabed, con una férula, durante el entrenamiento grupal de ayer en el Anexo de La Rosaleda / Málaga CF

Mar Bianchi

Mar Bianchi

Ahora que parece que los mágicos 50 puntos -que a priori eran objetivo de la temporada para sellar la permanencia- se podrían quedar cortos en escasas y complicadas combinaciones, el importante empate del pasado sábado ante el Mallorca debe convertirse en la antesala del cierre matemático de la única y principal exigencia con la que arrancó la temporada una maltrecha plantilla costasoleña. Ha sido casi imposible hacer tanto con tan poco, pero el Málaga está a un paso de poner el broche a una campaña que será recordada por las múltiples dificultades a las que tuvo que sobreponerse.

Esta será, además, una jornada más larga de lo habitual para el conjunto de Sergio Pellicer. El próximo partido de los blanquiazules se jugará el próximo lunes 17 en el Carlos Tartiere ante el Real Oviedo. Que los malacitanos prácticamente cierren la jornada trae varias cosas positivas. En primer lugar, disponen de más tiempo para preparar el encuentro. El equipo regresó ayer a lo entrenamientos y seguirá trabajando diariamente y sin interrupción hasta el domingo por la mañana, justo después los convocados pondrán rumbos a tierras asturianas. La otra gran ventaja es que arrancarán el partido sabiendo qué han hecho sus rivales directos en la zona media y baja de la clasificación para, sin perder un ápice de competitividad, ser conscientes de si necesitan un empate o los tres puntos para cerrar la dichosa, necesaria y ansiada permanencia en la categoría de plata. O incluso cabe la posibilidad de que lleguen ya matemáticamente salvados. El caso es que todos quieren cuanto antes pasar de lo virtual a lo tangible.

Serán varios los partidos a los que el Málaga CF preste especial atención este fin de semana: Castellón-Ponferradina, Sabadell-Tenerife y Logroñés-Leganés. Podría darse una carambola para que, incluso antes de saltar al césped asturiano, los boquerones ya tuviesen atada la permanencia: que Logroñés pierda ante los pepineros y que el Sabadell perdiese o empatase. Además, también ayudaría una derrota del Castellón frente al equipo leonés.

El empate del pasado sábado hizo que el Málaga mantuviese los nueve puntos de ventaja con los puestos de descenso y ahora, con solo cuatro jornadas para el fin de la fase regular de la competición, solo quedan 12 por jugarse.

Seis días ‘nonstop’

Los blanquiazules regresaron ayer a los entrenamientos después de haber disfrutado de un par de días de descanso y Pellicer tuvo varias novedades, sobre todo en lo que respecta a los lesionados.

Jozabed y Josua Mejías dieron un paso hacia delante en sus respectivas recuperaciones e hicieron un entrenamiento parcial reintegrándose a la dinámica del plantel. El de Mairena, antes de fracturarse el tercer metacarpiano de la mano izquierda, estaba rindiendo a muy buen nivel. Ayer trabajo con una férula de protección para la zona afectada. Una vuelta importante porque, según adelantó ElDesmarque, el jugador podría quedarse la próxima temporada en Martiricos. En su contrato tiene opción de rescindir con el Celta y se convertiría en agente libre al término de la presente temporada, detalle que lo podría convertir en una opción viable para el Málaga de la 2021/22. El venezolano Mejías, por su parte, también regresó al Anexo después de sufrir una lesión en el recto anterior de su cuádriceps izquierdo.

Así, la única ausencia de profesionales por lesión fue la del argelino Mohamed Benkhemassa, que permaneció en el gimnasio realizando tratamiento de recuperación junto a Calero, Chavarría e Hicham. Por su parte, Ramón Enríquez sigue con el hombro derecho inmovilizado y guardó reposo.

En total, Pellicer contó con 26 futbolistas, 17 con ficha profesional y 9 canteranos. En el apartado de los miembros de La Academia, Murillo y Rafa Camacho, jugadores con ficha filial fueron las caras más novedosas presentes junto a Gonzalo, Ismael, Benítez, Mini, Quintana, Cristo y Larrubia.

Mientras Sergio Pellicer medita si ocupará o no el banquillo local de La Rosaleda la próxima campaña, tanto él como los miembros de su cuerpo técnico se centran -quizás demasiado- en el corto plazo. Si en Oviedo, por fin, salen las cuentas, el discurso tendrá que ser mucho más directo, hacia un lado o hacia otro.