Casarse está de moda, al menos en Marbella. El turismo de bodas está tomando cada vez más protagonismo en la Costa del Sol y muy especialmente en el conocido Triángulo de Oro. En los últimos años, este sector, en el que en muchas ocasiones no se escatima en gastos, ha experimentado un florecimiento. El destino Marbella ya no es solo referente de lujo. También es el escenario favorito de nórdicos, ingleses, irlandeses, árabes, hindúes o rusos para darse el «sí, quiero».

Villa Padierna Palace Hotel, uno de los establecimientos donde se celebran un mayor número, celebró este jueves un evento sectorial que ha roto con los estereotipos de la típica feria de bodas. En las instalaciones del hotel propiedad de Ricardo Arranz se escenificó, por primera vez en la Costa del Sol, una boda con todos los detalles a modo de promoción, «nuestro objetivo ha sido dar a conocer el servicio de bodas de Villa Padierna pero de una forma única y especial. Para eso, hemos diseñado una experiencia inmersiva en la que los invitados han vivido hasta el último detalle lo que es una boda en nuestro hotel. Pensamos que la forma más eficaz de demostrar algo es haciéndolo realidad, tocando las emociones y dejando una huella», explicó el equipo de eventos.

Al singular evento acudieron floristas, fotógrafos, diseñadores de vestidos de novia, decoradores, maquilladores y peluqueros, músicos, marcas vinos y champagne, organizadores de bodas o maestros de ceremonias como Fran Santos que oficia más de 30 estos enlaces al año en francés, inglés, alemán, italiano y castellano, «jamás he visto que para promocionar la temporada de bodas nos inviten a una interpretándola al cien por cien para ofrecernos este servicio a los que estamos relacionados con el mundo de las bodas».

Carla Macceo de la empresa organizadora de bodas Tucco, que piensa que «estas celebraciones son el reflejo de la personalidad de cada pareja. Hay novios que piden una decoración vintage y otras que prefieren el estilo bling-bling, pero no hay una tendencia o una moda. El cliente extranjero que viene a casarse a Marbella busca cocina tradicional, mediterránea pero también tengo a los clientes que buscan sabores más exóticos».

Marbella está unida a la extravagancia y por tanto algunos novios han solicitado a los organizadores de sus bodas auténticas excentricidades. Patricia Morales experta en eventos de Villa Padierna Palace Hotel, recuerda «algunas sueltas de mariposas gigantes, la llegada de los novios en helicóptero o incluso me han pedido durante la ceremonia un espacio cerrado con conejos». Carla Macceo también ha tenido peticiones especiales «once personas con enanismo. Y todos a la vez se divirtieron. Los novios, sus invitados y los enanos».

Casi el cien por cien de las bodas que albergan los establecimientos de lujo de Marbella provienen del extranjero «la mayoría de los clientes piden una ceremonia civil, que en 80 por cien de los casos las hago bilingüe porque las parejas suelen estar compuestas por personas con dos idiomas distintos o parte de los invitados hablan dos lenguas», apunta Santos.

Los restaurantes, catering y hoteles de la ciudad han sabido adaptarse a las exigencias de un público internacional que por su origen «cada uno tiene unas necesidades en base a la religión, costumbres o cultura. Por ejemplo, los rusos son muy peculiares a la hora de la ceremonia y de la comida. En el centro de la mesa piden que pongamos botellas de alcohol con chupitos y solicitan comida en abundancia.

Requieren menús muy completos. Prefieren cuatro o cinco platos y mucha comida en el centro para compartir. Las bodas rusas se montan con mucha decoración floral, de mobiliario o vajilla con toques dorados», relata Patricia Morales.

Las hindúes se extienden durante tres días. El primer día las mujeres de la familia y de la comunidad hacen una fiesta entorno a la novia.

Entre otros ritos le pintan a las manos con filigranas de henna mientras comen y beben. El segundo día se oficia la boda religiosa en la que el novio «acude al lugar de la celebración a lomos de un caballo, seguido en procesión de toda su familia a pie, y acompañados de música, hasta el punto de encuentro con los padres de la novia. Una vez bajado del caballo, la madre de la novia le lava los pies al novio y lo calza con un nuevo zapato», precisa Morales. En el ritual del casorio el maestro de ceremonia usa elementos con mucha simbología como el arroz, el humo, especias o agua. El banquete está basado en un buffet con platos elaborados a base de verduras y frutas.

@josemisepul