Un jurado popular ha declarado por unanimidad culpable de asesinato, tenencia ilícita de armas y hurto al hombre acusado de asesinar a bocajarro a un conocido con el que quedó en Marbella en 2017 para hablar sobre un asunto de una venta de drogas. El fiscal y la acusación particular han solicitado veintiocho años de prisión para el acusado después de que el tribunal haya considerado probado que el encausado no solo asesinó con alevosía sino que además cobró por el crimen.

El asesinato fue cometido después de que el acusado y la víctima quedaran para verse en una cafetería de Marbella para tratar un asunto relacionado con la venta de hachís.

A bocajarro

El procesado y la víctima se fueron en una motocicleta que conducía el segundo pero tras un breve recorrido, al ver que algo pasaba en la rueda delantera, frenó y se agachó para ver qué pasaba, sin apearse ninguno de los dos. Según las acusaciones, el procesado aprovechó ese momento, en el que la postura de la víctima dejaba al descubierto el cuello, para sacar un arma tipo semiautomática y, colocando el cañón en la nuca, le disparó a bocajarro, provocando de forma instantánea la muerte al destruirle los centros vitales encefálicos. Una vez se produjo el disparo, la víctima cayó al suelo junto a la motocicleta y el acusado, que, además, no tenía licencia para llevar armas de fuego, huyó del lugar llevándose los objetos que tenía el fallecido.

Durante el juicio, el acusado negó ser el autor del crimen y aseguró que fueron otras tres personas que él no conocía los que cometieron el asesinato pero que no llamó a la policía por miedo.

Mantuvo que habían quedado el día de los hechos para hablar sobre un negocio de tráfico de drogas, porque él se dedica a la compraventa de coches y, en el momento de los hechos, era intermediario en el tráfico de hachís.

Supuestamente la víctima le contó que tenía un problema con una banda de franceses por haber robado droga y le pidió que le ayudara a venderla por lo que cogieron la moto para ir a por una muestra.