Tauromaquia

Los jóvenes de Antequera ya pueden torear en casa

Los maestros son el matador de toros Saúl Jiménez Fortes y su madre, Mary Fortes, que fue novillera y ahora la primera mujer en España al frente de una dirección artística

Alumnos practicando en la plaza de toros de Antequera

Alumnos practicando en la plaza de toros de Antequera / L. O.

Celia Paredes

«Ha costado mucho, pero lo hemos conseguido». Tras más de un año de trámites administrativos y una pandemia mundial de por medio, no es para menos la satisfacción que siente Roberto Arévalo de que la Escuela de Tauromaquia de Antequera, en la que es uno de los directivos, sea ya oficialmente una realidad. Se cumple así el sueño de su hija  Blanca, la auténtica artífice de este proyecto, que junto a multitud de jóvenes de toda la comarca, podrá, por fin, torear siempre en casa.

Después de que la Junta de Andalucía haya resuelto su constitución por escrito hace apenas unos días, la Asociación Cultural Amigos de la Tauromaquia de Antequera (Acataura), se encargará de gestionar el funcionamiento de esta escuela, la tercera de la provincia tras la de Diputación y Ronda, que está dirigida a jóvenes de entre 7 y 24 años.

El matador de toros Saúl Jiménez Fortes y su madre, Mari Fortes, ganadera que fue novillera y profesora en Málaga, están al frente de las enseñanzas. «Somos la única escuela de España en la que una mujer está a cargo de la dirección artística, lo que se suma al hecho de que uno de los maestros está en activo», destaca Arévalo. Profesionales con una larga trayectoria que actualmente trasladan su experiencia y hacen llegar su pasión por el ruedo a un total de 15 alumnos de entre 9 y 18 años que ya se han puesto al menos delante de una «becerrita». 

«A torear se aprende, pero luego hay que tener valor y capacidad para transmitir todos esos conocimientos delante de un animal bravo. No es fácil, pero es lo que intentamos inculcar. Hay chavales a los que les cuesta un mundo, pero no por eso paran de entrenar e intentar mantener el temple. Todo se consigue a base de torear una y otra vez hasta coger confianza».

Pero conseguirlo a base de tiempo y becerros «es caro». Según explica Arévalo, un becerro para entrenar a dos o tres niños en una ganadería da para media hora y cuesta sobre 500 euros. Aun así, ya han salido hasta tres veces al campo.

El método de enseñanza no solo se basa en la práctica, sino también en la teoría. Es por ello que también profundizan en los conocimientos históricos y en los argumentos culturales de la tauromaquia, el arte de lidiar toros, «algo que nos distingue del resto del mundo». Durante la pandemia continuaron con la actividad de forma online realizando charlas por videoconferencia con otras escuelas y profesionales taurinos, y aprovechaban cada respiro que daba el virus para poder volver al coso de Antequera. Ahora los entrenamientos se repiten tres veces por semana. Los martes, jueves y sábados.

Actualmente Blanca, de Mollina, es la única niña de la escuela. «Llegar a ser matador de toros es muy difícil y por desgracia siendo mujer más, porque todavía este mundillo es un poco machista», señala Arévalo. Aquí, reside la importancia de las escuelas, que son una gran ayuda. En este sentido, agradece el apoyo «incondicional» del Ayuntamiento, así como a la familia Fortes por su entrega.

Uno de los propósitos para el año que viene es llegar a tener representación en el Ciclo de Novilladas de Canal Sur y en el Ciclo de Becerradas y Añojos de la Federación de Escuelas Taurinas de Andalucía.