Comúnmente

Málaga es una ciudad viva. Le pese a quien le pese. Tiene pulso, tiene fuerzas que trabajan para que exista una vida real, algo que nos diferencia del resto de ciudades, pueblos o aldeas. Una gente que con sangre sudor y lágrimas hace de esta Malaca algo moderno pero tradicional a la vez, un cuadro costumbrista con tintes contemporáneos. Gente que se empeña en que avancemos sin olvidar lo que traemos del pasado. Decía Scott Fitzgerald en El gran Gatsby que lo mejor que le puede pasar a una mujer es ser tonta y bonita. Digo yo que lo peor que le puede pasar a una ciudad es ser tonta y bonita. Sí€ Una ciudad tonta, que no sepa hacia donde dirigirse, pero con un Centro Histórico tan superficialmente bonito que da hasta pereza.

Referíase a mi el columnista de los martes. Enrique González de Gor, que es empresario, hablaba de lugares comunes. Se preguntaba si me pasaba de listo dando a todos los palos o es que quizá tenía una ONG malaguita. ¿¡Qué lugar más común hay en esta ciudad que atizar a lo nuestro!? El lugar común que más visito, y lo hago casi semanalmente, es Málaga. Simple y llanamente. Una ciudad tan viva que es capaz de pasar de ver desfiles de moda sobre alfombra roja a abrir las calles a los tronos y a los artistas callejeros el mismo fin de semana. Una ciudad rica y llena de historias que contar.

Carnavales, Semana Santa, fiestas, activismo en pos de nuestro patrimonio, bares con historia€ Tenemos una gran ciudad en la que hay muchas cosas de qué hablar. Tenemos, incluso, quien es capaz de crear una ciudad imaginaria a raíz de escribir sus cuentos de hadas. Te invito, pues, a que encuentres conmigo estos lugares comunes que si bien están muy transitados, hay quien aporta una visión distinta, una esquina diferente desde la que mirar todas esas cosas desde una perspectiva distinta. Generalizar está feo, comúnmente.