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Málaga de un vistazo

Luis Ruiz Padrón

La visita de Lady Louisa

Era el otoño de 1850. El vapor había navegado toda la noche desde su partida del puerto de Gibraltar el día anterior, y ahora se aproximaba a Málaga antes de la salida del sol. En cubierta se hallaba una mujer, impaciente por obtener la imagen inicial de un país que iba a visitar por primera vez. Era Lady Louisa Tenison, una más de esas viajeras y viajeros que «redescubrieron» España para sus compatriotas británicos, y cuyo contacto con el país se producía frecuentemente a través del puerto malagueño, tras una escala en el Peñón. El barco se presentó en nuestra bahía al amanecer, y la vista de la ciudad desde el mar no decepcionó a la recién llegada. Sus impresiones quedaron recogidas en su libro Castile and Andalucia; en sus páginas describe el espectáculo de las montañas doradas por la luz matutina, frente a las que destaca «su famosa fortaleza, con Gibralfaro alzándose a su derecha» y «la imponente catedral elevándose sobre los edificios de su entorno». Nos cuenta seguidamente y en tono épico y colorista la evocación del asedio de 1487 que le produjo tal visión. Sin embargo, a medida que el navío que la transportaba se adentraba en la dársena pudo observar la ciudad con más detalle, y lo que vio le sugirió una comparación con otras ciudades. ¿Adivina el lector cuáles? A ojos de nuestra protagonista, Málaga le recordaba a Liverpool y Glasgow. Las chimeneas de las ferrerías rodeaban la ciudad por ambos lados, «signos de vida, prosperidad y esperanza en el futuro que contrastaban con el letargo imperante [en el resto del país]». Siglo y medio más tarde, Málaga está en el vagón de cola del panorama industrial español€ decía mi abuela que no había que poner todos los huevos en el mismo cesto. Ah, el intenso color rojizo de la tierra también hechizó a Lady Louisa, especialmente al atardecer. Al menos no continuemos alicatando el monte.

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