Alcalde Rajoy

Los dos grandes males de la política local del siglo XXI podrían ser, sin lugar a dudas, la estrategia política y la partitocracia. La primera le impide a los dirigentes locales tomar una decisión pensando en el bien de la ciudad. Está extendido que lo mejor es tomar partido por lo que es mejor estratégicamente hablando para los intereses electorales. Ni una decisión pensando en la ciudad que estratégicamente no sea buena para ganar votos.

El otro gran mal es la partitocracia. Esta lacra impide que las decisiones de un alcalde estén casi siempre supeditadas por su superior en la región o en el país.

No obstante, hemos visto cómo grandes ciudades aparcaban, en ciertas ocasiones, estas epidemias y se han puesto todos a una por un gran objetivo. No ha sido en Málaga, claro, aquí tenemos suficientes ejemplos para declararnos zona cero de estas enfermedades políticas.

Estrategia política con la torre del puerto, más madera con el metro, ¿Cómo es posible que tanto PP como PSOE piensen que lo mejor para Málaga es una cosa y la contraria? Por supuesto, la partitocracia toca a retreta y todos los del mismo color piensan igual.

No se salvan de estos males las decisiones estratégicas para las ciudades, y ahí fue cuando vimos a los diputados por Málaga votando contra Málaga como sede del medicamento europeo. Cosa normal porque no son diputados por Málaga, son diputados por el que les pone en la lista y, casualmente en la lista de la circunscripción de Málaga.

Política local no debería ser sólo sinónimo de políticos más cerca del ciudadano, me refiero a la ubicación de su despacho. Sino que debería ser políticos más cerca de lo que necesita, piensa y opina el ciudadano, y más lejos de intereses estratégicos y de partido. Así sabríamos cuál es el mejor metro, cuál es el mejor Guadalmedina y cuáles son las mejores playas para Málaga. Si no va a ser así, que se ahorren los duros y directamente gobiernen desde Sevilla o Madrid.