Síguenos en redes sociales:

Carta al director

El cuero de la vida

Todo poeta es un voyeur que se pasa la vida mirando a través del ojo de la cerradura de la puerta de la vida para verla en cueros. Husmea en sus prendas íntimas, para luego tomar notas y las hace públicas de la forma más indignante que uno se pueda imaginar: escribe un libro, un artículo, etc., que es lo que estoy haciendo yo ahora. Pero también los hay que, en su atrofiada lascivia, sin decir nada que merezca la pena el esfuerzo de ser leído, solo sienten un obsceno placer atrayéndose el reconocimiento de la gente que ve en el manejo de las herramientas literarias, la esencia del arte. Lo sé también por propia experiencia. Y si me permite el consejo: «Si alguna vez tiene la mala suerte de tropezar con uno de esos, no se lo piense dos veces: ponga los pies en polvorosa como alma que lleva el diablo y aléjese de él lo más que pueda, amigo».

Venancio Rodríguez Sanz

Málaga

Pulsa para ver más contenido para ti